Reencuentro

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Hoy nos vimos a pesar de que la vida entera parecía conspirar contra ello. La precipitación era constante pero errática; por eso busqué refugio bajo un aparadero.

Brillabas, como siempre, cuando apareciste de repente una vez cerraste tu paraguas. Tu aura desvaneció la lluvia con la sutilidad propia de la naturaleza.

Te abalanzaste sobre mí, rodeaste mi cuello con tus brazos arropados por las mangas de aquella chaqueta roja con cuadros negros.

-¡Por fin alguien con quién puedo hablar! - dijiste en mi oído.

Te rodee con mis brazos y te apreté fuerte. Sentí como tus pechos se aplastaban contra mi torso. En ese punto, nos acercamos tanto que hasta nuestros corazones intentaron asirse. Cuando el tuyo habló, el mío respondió al instante el llamado.

Y así estuvimos por unos cuantos segundos, pero no los suficientes. 

ReencuentroWhere stories live. Discover now