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Min Yoongi era el perfecto ejemplo de típico adolescente de hormonas alborotadas, con la mano derecha musculosa tanto atender a su yoongicito, que según él era su yoongizato, aquel que vivía en un basural de dormitorio y nadie tenía permiso entrar ahí, porque era su territorio o pensaba que nadie lo entendía en el momento que le obligaban tomar una ducha, pero a pesar que el muchacho pelinegro pasaba la mayoría de su día durmiendo y toda la noche/madrugada usando el celular con contenido que ayude a su necesidad sexual, sí, a su "anaconda" -que más parecía un gusanito-, era cerebrito, tenía buenas notas, e incluso era el mejor promedio de su nivel, y esa era la única razón por la que no expulsaban a min, cuando este llegaba tarde todos los días.

—tienes las marcas de baba, límpiate. —Jungkook formó una mueca de asco en el momento que el pelinegro pasó el puño de su manga donde le había indicado el menor.

—¿Te quedaste dormido de nuevo? —Namjoon cuestionó serio, su amigo podía tener muy buenas notas, pero era totalmente irresponsable y Kim pensaba que ya era hora de que Min se tome en serio algunas cosas, por lo menos que llegue a la hora o haga el intento de hacerlo.

—No. —Movió su cabeza de lado a lado acompañado de un largo bostezo. —Me quedé viendo a Polito Ramírez. —Se ganó una risa por parte de Hoseok y Jungkook, pero Kim seguía con un semblante serio y en el momento que levanta una ceja min vuelve a hablar. —bueno sí.

Kim Namjoon y Min Yoongi se conocieron cuando el pálido tenía tan solo ocho año y el moreno siete años, obligados a verse la cara todos los días al ser vecinos, asimismo que sus madres fueran amigas entre ellas, de esas que de un saludo al encontrarse en la calle, terminaban siendo horas de chismes en las que a los menores no le quedaba de otra que empezar una conversación, a fin de cuentas lo gruñón de Min y la torpeza de Kim congeniaron bien, juntándose todos los días para jugar, siendo conocidos como los mejores amigos "el nido y el cola-cao", sin embargo hasta ahora el pálido pelinegro le guarda rencor a Namjoon por cada juguete que le rompió.

Al cumplir trece años, ambos ingresaron al mismo instituto, donde conocieron a Jung Hoseok, quien se les acercó a preguntarles si sabían dónde estaba su salón, resultando siendo compañero de Namjoon, mientras tanto Yoongi se preguntaba si era posible quedar ciego con esa brillante sonrisa y dientes de tres hectáreas que poseía el colorín. Desde ese día Jung se pegó como lapa a ambos, hablando hasta por los codos.

El último en llegar fue el bebé del grupo, que de bebé no tiene nada, pero sigue siendo un bebé, Jungkook. Mientras el trío caminaba en busca de las salas de segundo medio, Min corrió dejando a Namjoon confundido y a Hoseok sin dejar terminar su historia. El pálido se dirigió al Jeon, con las cejas fruncidas miraba fijamente el confundido rostro del contrario. "tu nariz es gigante" fue lo primero que comentó el pálido. Jungkook sólo dirigió su lengua a un lado dentro de su boca. "wau, debe ser genial sonarse con una nariz así", después de eso el menor tapó su nariz y se retiró, pero Min no se detuvo, y los días restantes le comenzó a hablar, no necesariamente de la sorprendente -según Min- nariz de Jeon, llevando a la rastra a sus otros amigos. Descubrieron que el menor tenía un humor negro y sarcástico, oh, adivinen con quién congeniaba perfecto, exacto, quien lo elogió por su nariz de tres metros, Yoongi.

—Voy a ir a comprar, Yoongi acompáñame. —El menor guardó sus manos en los bolsillos mientras que Yoongi se quejó.

—¿Me compras un juguito? —Jungkook sólo asintió con su cabeza y rápidamente Min estaba al lado suyo camino al negocio de la escuela, con un paquete de galletas entre sus delgadas manos. El pálido fijó su vista en el perfil del castaño, sintiendo una punzada en su pecho. Jeon hace dos años era una rata más bajo que él, con unos granitos por acá y por allá, y ahora era todo un Diosito griego con carita de conejo, incluso dejó de ser el niño come queso irrelevante, para ser don daddy jk del instituto, sí sí, faralita.

—Mocoso, es injusto que tú siendo dos años menor que yo, seas mucho más alto. —El menor sólo sacó su lengua burlesco. —Quizá por eso tu nariz es gigante. —Yoongi río por su propio comentario, esperó la respuesta por parte de Jungkook pero no llegó.

El menor estaba mirando fijamente el quiosco dentro de la escuela, Min entendió y apoyó su brazo en el hombro del contrario.

-Fuerza, compañero.

Como todos los días el quiosco estaba repleto, una de las cosas que más odiaba jungkook aparte de esperar y hacer fila, era estar rodeado de gente.

—¿Jungkookie? —Tanto el nombrado como Min se giraron ante la aguda voz, topándose con un chico de baja estatura, labios abultados, mejillas rellenitas, pequeños y bonitos ojos, joder, Yoongi no tenía palabras.

—Oh, Jiminnie . —Jungkook mostró su sonrisa de conejo y Yoongi miró confuso. "diosito, dime que no están juntitos, por favor". —Él es Yoongi. —El pálido aún anonadado por la belleza del chico que estaba frente suyo, agitó su mano, tratando de parecer lo más indiferente posible.

—Park Jimin. —Okay, ahora sí que sí, Min está muerto con la pequeña sonrisa que acaba de ver en los gruesos labios del chico pelirosa que acaba de conocer.

—¿Quieres galletas? —Preguntó Yoongi acercando el paquete hacia el más bajito.

—N-no, gracias. —Min murió por segunda vez por la sonrisa de Park, oh, sus manitas son tan pequeñas.

—Pero si tú amas las galletas. —Un confuso Jungkook comentó, sonriendo pícaro al ver el rostro de su pelinegro amigo.

—Sí, pero prefiero no comer, nueva adquisición. —Al momento de finalizar su respuesta, el más bajito muestra su lengua y oh jodida mierda.

Yoongi se pregunta desde cuándo tiene un fetiche con los piercings.

quizá desde que conoció a Park Jimin.

whyyoumad¿ //yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora