Aún recuerdo el roce del invierno acariciar la puntilla de mi nariz enrojecida. El aire expulsado de mi interior, formar pequeñas nubes de humo y conservar la calidez frotando mis manos entre sí, apoyándolas sobre mi rostro para recuperar el aliento. Buscando con la mirada de un lado hacia otro donde pueda tomar una pausa, hasta que un embriagador aroma perforó mis fosas nasales arrastrándome hacia su ubicación.
"Coffee Aprire"
La campanilla de aquella cafetería había de pronunciar mi llegada y con ello mi destino. Por dentro el ambiente era tan acogedor, podias ver cierta gratitud hasta en su clientela. Las parejas se sonreían entre sí sorbiendo de su café, las familias se transmitían el amor a través de la mirada e incluso una pareja de ancianos conmocionados por su quincuagésimo aniversario, no obstante mis ojos se percataron de aquella muchacha con cabello corto y vestiduras ligeras; pero no parecía atender a nada más que a la ventana y rozar los dedos por su mejilla. Estaba llorando.
Ciertamente madre me decía que jamás debía entrometerme en los problemas de los demás, que con ellos traen consecuencias. Me alegra mucho haber ignorado a mamá y toparme con la consecuencia más bella.
No era un fanático del café es cierto, pero tampoco iba a ser un maleducado y dejar mis posaderas sobre el cálido asiento sin pedir nada, por lo que pedí un Macchiato. Delicioso por supuesto. Pobre de mí en aquel entonces acercándome con pena hacia la última mesa y preguntar si podía ocupar de lo que quedaba de ella.
—Disculpe señorita. ¿está ocupado este asiento?—
—Adelante—pronunció pero no giro ni a verme, y otra vez por su mejilla se escurría otra lágrima. Estuve en silencio durante unos minutos hasta fijarme en la taza de porcelana de mi desconocida, era solo un comun cafe que estaba por agotarse, pero ella ordeno una mas y se llevaron la taza aprovechando la camarera avisandome que pronto obtendría mi Macchiato.
Sus dedos chocaban uno a uno contra la mesa, y sorbía por la nariz. ¿No Le hará frío andar de esa manera? ¿Por qué llora? ¿Tan solo un café común?
—Aqui esta su pedido joven y señorita—la afable señora colocó nuestros cafés en dirección equivocada y se retiró. No se si ese error fue planificado o accidental, no. Solo recuerdo ver la expresión graciosa que puso la chica al probar mi Macchiato.
—ugh.—entonces pude encontrarme con esos ojos cafes por primera vez—Lo siento, puedo pagartelo.—dijo con tono de arrepentimiento.
—descuida es solo un sorbo—le si una amigable sonrisa y le pase su taza correcta al igual que ella a la mia.—¿Por que estuviste llorando?—pensé que no respondería.
—La vida es envidiosa conmigo; prefiere dejarme migajas en el camino—al escucharla no comprendí del todo. no lo comprendía aún.
—Eres linda.—Oh dios. El típico tragame tierra estaba presente. Y oí una risilla.
—Alguna vez te has preguntado ¿por qué la luna y el sol no pueden aparecer al mismo tiempo?—No era una chica trivial. era ella misma.
—Porque la luna está condenada a permanecer en la noche y velar por las almas rotas, escuchar nuestros lamentos mientras somos consolados bajo su luz....—no me dejo acabar, porque ella continuó.
—Y el sol está condenado a prevalecer por el día, armonizando todo aquel que sea alumbrado por él...sin embargo, ambos son infelices porque esperan durante años y años para eclipsar el cielo y exagerar su afecto.—aun cabizbaja sonrió y bebió de su taza. Que forma de posicionar sus dedos sobre el aza, sobresaliendo su meñique.
Adorable. Había pensado.
—¿Como no puedes sentir frío?—Traía puesto una chompa azul marino delgada, un overol falda, y mediecitas cubanas, con zapatos negros de plataforma.
—Me gusta el invierno.—confesó—Necesito sentirlo antes de que se vaya—los labios le temblaban al hablar.
—Y yo amo el verano, y no por eso quiero decir que ande desnudo para poder sentirlo.—otra risilla.
—Deberías intentarlo, Apolo— Entendí esa referencia y me camufle debajo mi abrigo.—Oh cielos, bebí demasiado café. Es hora de irme—¿debería haber ordenado de más?
—Oh, yo también acabe.—mentira, me bebí en ese momento todo de largo—vamos.—sus ojos se entrecerraron al ensanchar su sonrisa y negar con la cabeza. Mi arco de cupido tenía espumilla.
Una vez llegando hacia la salida, me interpuse en su camino impactando contra mi barbilla. Había hecho una amiga—una muy interesante— y no dejaría que ese frío se la abrazara para enfermarla y posiblemente no verla en una temporada. Me quité el abrigo caqui y se lo coloque por sus hombros, llegando por debajo de sus rodillas; recuperando el color en sus mejillas y cesar el temblor en sus labios. No protestó. No se lo quitó. Y no alzó la vista. En cambio se removio al sentir la textura agradable y avanzó, sonando la campanilla tras nosotros.
—Gracias...—frunció los labios. Las personas andaban como un escenario en el olvido, en ese instante recuerdo que desde mi punto de vista éramos solo los dos.
—Taehyung, Kim Taehyung.—me presenté
—Azul, me llamo Azul— E incluso su nombre era tan extraño pero original y lindo.
No recuerdo muy bien que hice despues de eso, supongo que hablamos de temas triviales, pero de lo que me acuerdo totalmente es que esos temas eran excusas para llegar a la principal pregunta: ¿Donde vivía? pero era una chica precavida y distorsionaba sus respuestas hasta atraparme por completo, olvidando mi objetivo. Lo sé. ¿Y si fuera un asesino? o peor ¿Y si fuera un pervertido que quería aprovecharme de aquella chica? e incluso ¿Un traficante de órganos? lamento decepcionarlos, pero solo era un chico de veintidós años que había encontrado una chica de la cual podía compartir temas sin problema; de ser yo mismo y no ser juzgado por mi rareza mental que algunos pretenden.
Esa tarde pensé que había soltado más de diez mil palabras, no contando con las expresiones corporales.
—Azul, ¿puedes ser mi amiga?—
—Claro Taehyung, acepto ser tu taza de café—
—¿taza de café?—
—Taza de café.—
—¿Macchiato?—
—Fue un gusto conocerte.—
—Hey, espera es solo una broma. Azul, claro que puedes ser mi taza de café—
En la esquina de la parada Pedro Osma, ella partió en bus aun con mi abrigo. No importaba en ese instante, porque aunque en ese entonces lo negara, yo había encontrado algo más apreciado. Pero, ¿Por qué una vez sentada en uno de los asientos traseros empezó a llorar?¿Por que sus manos impactaron contra su rostro?
Tenía el color de ojos más comunes y bonitos que vi. Verlos de nuevo era como ser demasiada codicia para un humano. Sentirlos sobre mi era como desear algo prohibido. Pero imaginar no era un límite del cual estaba al tanto, y por ello me daría el placer de permitirme tal atrocidad bella.
¿Por qué me mordía tanto las uñas? ¿Por qué estaba tan nervioso?¿Por qué me retorcía una y otra vez en la cama con una sonrisa? ¿Por qué no lo sabía?
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C A F É A M A R G O //Taehyung//
Fanfiction//De pronto beber café sin azúcar sería uno de los placeres más agridulce de mi vida, uno donde tomar un sorbo era como sentir sus labios// -¿Taza de café?- -Taza de café- -¿Macchiato?- -Adiós-