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Quería aclarar que quise actualizar esta historia ya que me indignaron mucho los comentarios de algunas personas. Quería escribir algo crudo para que se den cuenta la gravedad del asunto y que no es algo bonito.

•Advertencia de contenido violento, leer bajo su responsabilidad.

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Veía a su chico dormir con la tenue luz que producía la luna a través de la ventana abierta. Se veía tan maravilloso ahí acostado en su lecho, con su pálido pecho subiendo y bajando, al ritmo de respiraciones tranquilas. Su hyung era tan maravilloso ante sus ojos. Amaba todo de él, su voz gruesa y sus manos grandes que contrastaban con su pequeña figura algo afeminada, pero sin perder su masculinidad, su pelo borgoña que quedaba tan bien con su incolora piel y sobre todo: sus piernas. Lo volvían loco, a veces odiaba como se paseaba delante de él a propósito haciendo adulación de sus bellas piernas, según JiMin. Eran tan blancas como papel, sin tantos vellos y amaba imaginar como se verían algunas marcas moradas en ellas, marcas de que le pertenecían exclusivamente a él y a nadie más.

Fue amor a primera vista, desde que lo vió ingresar a su salón con un papel para que el profesor firme.

Su hyung era dos años más grande que él, cursaba el ultimo año de secundaria y él solo era un pobre chiquillo. Luego lo volvió a ver en la universidad, rodeado de amigos y con unos shorts de basquet, jura que casí se le cae la baba ante aquella espléndida imagen visual. Pero ahora va a tener esas piernas sólo para él. Porqué su novio --aunque YoonGi aún no lo sepa-- se iría con él, al otro lado del mundo si tuviese que ser necesario, sólo para alejarlo de todas esas personas que lo creían un enfermo con respecto a YoonGi.

Aún recuerda cuando su amigo nombró aquellas palabras "---Eso es obsesión, estás enfermo." Pobre, es que Taehyung no entendía el amor incondicional que sentía, creía que iba a entenderlo cuando le mostró el pequeño cuarto al final del corredor repleto de fotografías y dibujos que hacía él mismo de su hyung, incluso algunas cosas que le había conseguido quitar gracias a todas esas noches que se colaba a su dormitorio y lo observaba como en estos momentos.

Sólo que ahora iba a ser diferente, pues ya nadie vería a YoonGi de nuevo.

---Hyung, despierte~ ---susurraba al oido del mayor mientras lo mecía suavemente.

---Hum...dejame dormir mamá ---balbuseaba esté dandose la vuelta.

El rubio rió por la tierna actitud de su hyung. ---Vamos, despierta que ya tenemos que irnos~

---¿Irnos? ¿A dónde?...---decía su mayor somnoliento mientras se despertaba lentamente percatandose del panorama.

Esa no era la voz de su mamá, ni si quiera una voz conocida por él.

Ahí fue cuando se le erizo la piel y sintió el miedo recorriendo cada parte de su cuerpo. No quería voltear por nada del mundo.

---Hyung~ no sea flojo.

---¿Quién eres? ---dijó lo más seguro posible, aunque por dentro estaba aterrorizado.

---Soy Jiminie, que malo es por no saber quién soy, hyung necesita lecciones. ---decía el menor haciendo un puchero que sería bastante tierno si estuviesen en otra situación y no en su habitación a oscuras en medio de la noche cuando él ni siquiera reconocía a aquella persona.

Ese momento fue cuando YoonGi recordó todas las veces que sus amigos le advirtierón sobre su acosador y él lo tomaba sin importancía alguna, diciendo cosas como que sólo era un niñato más ilusionado de alguna oportunidad. Ahí fue cuando le tomó importancia a todas esas veces que sentía la mirada de alguien cuando volvía de su trabajo por las noches o cuando en sus más profundos sueños divisaba el sonido de una cámara de fotos y se convencia de que era su imaginación jugándose una mala pasada.

[Your Legs] ↬JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora