La mente de YoonGi se jodió aún más en ese tiempo que pasó cautivo en la casa junto con JiMin.
Los primeros días se resistía a todo, luchaba e insultaba al rubio, incluso llegó a escupirlo de nuevo una vez que se encontraba atado a la silla del comedor. Claro que no le salió barato, se llevó unos cuantos golpes de parte del otro, pero luego los recompensaba con abrazos, mimos, miles de besos y palabras dulces.
Lo raro era que le estaba empezando a gustar eso, así que ya no hacía las cosas mal por pura lucha y orgullo, intentando defender su libertad. Ahora esperaba esos mimos con gran entusiasmo aunque su parte racional le decía que debía escapar de allí y así lo intento varias veces cuando JiMin ya le empezó a dar más libertad y no lo tenía atado, dejándolo salir al patio o quedarse sólo en la casa.
Grave error.
Su parte racional seguía funcionando algunas veces y él intentaba escapar o gritar pidiendo ayuda, claro que nadie lo escucharía en mitad del campo, pero él lo intentaba, corría y corría hasta poder ver a lo lejos la carretera llena de autos, de personas cuerdas que lo ayudarían a escapar, pero nunca fue un buen atleta y JiMin lo atrapó todas las veces que se escapó de la casa tirándose sobre él y derribandolo en el suelo cayendo como un costal de papas, incluso llego a darle un tiro en la pierna el día que llegó a pisar el asfalto.
Un día simplemente dejó de luchar contra ello, incluso JiMin se sorpendió por el gran cambio de actitud de su hyung de la noche a la mañana. Esperaba ser recibido por algún insutlo y tener que enseñarle de nuevo que él hacía todo eso por ambos, pero se quedó atónito ante la gran sonrisa de gomita con la que lo saludo YoonGi desde la cama.
Poco a poco fue normalizando el infierno en el que vivía, los golpes y luego las caricias, incluso era él quien daba mimos ahora a su secuestrador y amaba sus devoluciones de tiernas caricias en sus mejillas coloreadas o removiendo su pelo rojo, aunque amaba más los toques sutiles en sus piernas.
Y con el tiempo ya no tuvo más ataduras, era libre de andar de aquí para allá sin vigilancia. Salió muchas veces al patio, pero ya no sentía la necesidad de escapar por libertad, ya la tenía y ahora sólo disfrutaba del lindo paisaje.
Su lado racional ahora estaba muerto y enterrado en lo más profundo de su ser junto a su anterior vida con todas esas personas que lo seguían buscando y teniendo las esperanzas de que este vivo, pero no encontraban ninguna pista de su paradero porqué, su ahora novio, supo perfectamente como ocultar cualquier rastro de ellos. Ni siquiera quería que lo encontrasen, sabía que los iban a separar y ahora no quería eso, al fin pudo encontrar a alguien con quien estar seguro, alguien que sea la luz que oculte todas las sombras de su pasado.
Amaba a JiMin, aprendió a amarlo y respetarlo dándose cuenta de que su menor era la perfección en persona. Amaba esas mejillas abultadas y como cuando sonreía se formaban dos lineas negras en su rostro, amaba lo malditamente tierno que podía llegar a ser en todo momento y como sus pieles contrastaban tan bien al momento del coito.
Amaba la desgraciada mentira que creo para él.
Ambos se amaban y estaban jodidamente enfermos el uno por el otro, ya nada ni nadie los separaría.
Porqué uno estaba tan obsesionado con el pelirrojo y el otro había desarrollado el síndrome de estocolmo.
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Ruka-
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[Your Legs] ↬Jimsu
FanfictionJiMin tenía una obsesión con las piernas de YoonGi, amaba esa figura sutil y perteneciente a una mujer que tenían, pero eran incluso mejores, ya que eran de un hombre. Pero nadie entendía su amor así que haría que su hyung lo ame como sea. •YoonGi...