Perdido• ((Narusasu)) ||Yaoi||• (Reescribiendo)

Capítulo uno: Plan en marcha.

—Puedes infiltrarte en Konoha una vez yo haya llegado y me haya establecido. Y por favor... Se discreto dobe.- Suavemente acaricie los cabellos de Daiki quién sonreía ampliamente, parecía divertirse.

Le deje un par de aperitivos y bebidas energéticas; volví a cerrar la gran caja donde lo ocultaba. Debía salir del sótano antes de levantar sospechas.
Ya fuera del lugar caminé hasta donde se encontraba mi sensei Kotharo y el resto del equipo quienes platicaban realmente felices, eran los más emocionados de conocer al Hokage.
Me senté en el suelo y pasé de ellos ignorando sus saludos. Kotharo sensei sonrió amablemente.

Aún no entendía del todo porqué Daiki tenía tantas ansias de entrar en el país del fuego pero mi instinto me decía que tenía que ver con los negocios de su padre. Para ser más exactos, negocios de Tagashi Juroshima, líder del clan Juroshima, auténticos asesinos a sangre fría que vivían en las sombras, jamás han dado con aquél clan nómada al que mi gemelo pertenece.

—Eh... Menma. ¿Tú crees que algún día podrás perdonarme?

— No fue tu culpa. Éramos unos mocosos.

Quise reír. Daiki es el asesino a sangre fría más idiota que conozco. Recordar todo lo que pasamos me da calosfrios... Horribles días para un par de niños.

—¡Menma-kun! estaba hablandote... ¿Quieres merendar conmigo?- La pelirroja de ojos azules me observó. Su mirada no abandonaba mi cuerpo ni por un segundo, pasé de ella y me puse de pie, caminé hacia la habitación que compartía con mi padre.

Tenía que idear un plan, Daiki no se presentó a los exámenes iniciales de selección Chunin por lo que no pude presentarse en la siguiente face, en Konoha y eso me complica las cosas de sobremanera... Daiki podía ser muy fuerte pero en ocasiones es un poco idiota.
Y sí, ahí estoy yo infiltrandolo con riesgo de ganarme una expulsión del país segura... Si no es que provocó la cuarta guerra ninja o algo así.

Maldito rubio manipulador.

ººº

Menma observó el pequeño cuarto de paredes blancas, aún para ser un día un poco nublado los tenues rayos de sol entraban por la pequeña ventana de su habitación y calentaban su piel de forma agradable. Se encontraba apoyado en la fría pared con sus ojos cerrados sus manos entrelazadas en su cabellos con fuerza  indicaba que no encontraba una salida, intentaba calmarse pero no podía contra la frustración. Su rostro imperturbable comenzaba a bañarse de una fina capa de sudor, esto anunciaba algo que sólo su padre era capaz de notar: por dentro estaba aterrado.

Suspiro frustrado mientras se deslizaba por la pared hasta caer sentado en el suelo, debía analizar todo nuevamente. Primero que nada estaba el ofrecimiento de intercambio que le habían hecho a su padre, quién trabajaría en el anbu de Konoha... No era malo, bueno eso queria creer, aún así no entendía porqué el país del fuego mandaría al sexto Hokage para buscarlos a ellos, algo en su interior le decía que cosas malas se avecinaba, aún así intentaba luchar contra ese sentimiento. Según el ninja de cabellos plateados el actual Hokage mantenía cierto interes en él. Sin darse cuenta menma acabó cubriendo su Rinnegan con el protector de Kirigakure. Que no era idiota, jamás se fiaría de esos tipos.

—¿Por qué alguien tan importante se fijaria en mí?- Le preguntó a su padre, de forma clara y directa, quién llevaba un par de segundos en  la puerta de la habitación. Claro que intentó esconder sus miedos pero a su padre nada se le pasaba por alto. Tetsuya, el hombre de cabellos celestes y ojos de igual color procedió a acariciar los cabellos oscuros de su hijo. Menma jamás lo admitiría pero ese gesto siempre lograba acabar con las dudas y la oscuridad de su corazón.