CAPÍTULO 2

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Hoy es el día.
Gloria y yo estamos en el aeropuerto de Veracruz.
Estábamos en revisión, pasamos por debajo de la cosa esa donde suena si llevas un metal.

—¿Qué es esto?— pregunta el guardia que revisaba la mochila de Gloria

—¿Qué?— pregunta Gloria casual, ¿Cómo puede estar tan tranquila?

—Eso— el guardia señala un frasco; ¡mierda!, ¡El cloroformo!

—Ah eso, es la crema para la piel, ya ve que luego uno sé reseca— el guardia la ve rara

—Bien— cerró la mochila— Pase.
Gloria recogio sus cosas.

—Vamos.

Después de un rato nos adentramos al avión.
Me senté del lado de la ventanilla, nunca antes había viajado en avión. Ah decie verdad nunca había salido de Veracruz.
Gloria estaba a mi lado pero en cuanto me senté quedé completamente dormida.

—Pss, Pss— sentía que me mecían suavemente por el hombro— ¡Jose despierta!

Que lindo sueño estoy teniendo.

—¡No puede ser! ¿¡Ese de allá es Shawn Mendes!?

—¿¡QUÉ!?— me desperté de un brinco

—Ah, claro, ahí si te despiertas— dijo Gloria moviendo la mano en el aire.

—Ya, ya. Bajemos— dije tallandome los ojos

Bajamos del avión y nos dirigimos por nuestro equipaje esperando a que aparecieran.

—Debemos pedir un taxi— comentó Gloria viendo de derecha a izquierda de la calle ya que habíamos salido— ¿Tienes la dirección?

—Obvio— le respondí con una sonrisa de autosuficiencia— la tengo desde que publicó la foto.

—Acosadora.

—Por supuesto, no por nada recuerda que somos las presidentas de doble A, Acosadores Anónimos— dije divertida mientras recordaba que en una ocasión hubo un torneo de handball cuando estábamos en la secundaria y, Gloria y yo vimos a un chico hermoso y lo perseguimos por toda la escuela hasta que se fue, desde ese momento formamos ese "grupo".

—Claro; super acosadora— dijo Gloria riendo

—Mira allí hay un taxi— señalé

—Vamos.

El taxista nos ayudó a subir las maletas y le dimos la dirección.
En el camino veía por la ventana, todo era tan... Diferente. Al menos esto me sirve para conocer la ciudad de México.
La ciudad de México es muy hermosa.

—Llegamos, señoritas— dijo el conductor. Bajamos y el señor nos tendió nuestras cosas.

—Muchas gracias— Gloria le dió el dinero exacto y le agradeció.

—Que gran hotel— dije viendo el edificio frente a mí, debe tener muchos más pisos de lo normal

—Muy lujoso.

Nos adentramos al enorme, y para nada barato, edificio.
Pasamos por la puerta giratoria, siempre quise estar en una de esas,  y dentro del lugar había varios sillones en la estancia, grandes plantas verdes cerca de las ventanas y a ambos lados del elevador. Del techo colgaba un enorme calendabro con luces por los bordes.
Caminamos hasta llegar a recepción y nos atendió una mujer como de unos 30 años con cabello teñido de rojo.

—Buenas tardes.

¿Tardes? ¿En qué me momento se hizo de tarde?

—Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarles?— respondió la señora que tenía una placa con su nombre el la bolsa de su blusa

—Nos registramos el día de ayer por correo.

—Claro, ¿A nombre de quién?

—Gloria Suárez.

—Por supuesto, aquí tiene, es en el piso 13, habitación 115— dijo la recepcionista, Lauren, entregándole a Gloria una tarjeta, que supongo es un llave.

—Gracias— mi amiga regreso hasta estar a mí lado.

—Suena raro que solo digas tu nombre con tu segundo apellido.

—Sabes que no ocupo el apellido de mi padre— y era cierto, no le gustaba desde que su padre se fue con su otra familia y aunque sus padres ya estaban separados, éste la olvidó por completo.

—Pero, ¿Porqué no tu otro nombre?

—Mmm... No lo sé, las personas con dos nombres son raras.

—¡Oye!— chillé con el ceño fruncido

—¿Qué? Tu no tienes dos nombres.

—Yo no pero mi Shawny sí.

—Ajá como sea, tomemos el ascensor.

Subimos al ascensor, yo iba con la cabeza agachada, otra persona había entrado pero no me importó.
Gloria me dió un codazo y alcé la vista, fue ahí cuando vi quién había entrado.

¡OH MI DIOS, MATENME Y REVIVANME EN SU CAMA!

—¡No puede ser, eres Shawn Mendes!— al gritar, Shawn se giró a verme

—Hi— Yo me quedé embobada viéndolo, pero como no iba a hacerlo si llevaba un pantalón de mezclilla, unos tenis negros y una playera sencilla de color blanco que le quedaba pegada marcando sus cuadros; ¡ME LO VIOLO!

—Hola— dije levantando la mano aún sin poder creermelo. Gloria me dio otro codazo y le agradezco mentalmente por eso, sino seguiria haciendo el ridículo frente a él.

—Amm... ¿Podrías tomarte una foto conmigo?— pregunté sacando el celular y poniendo la cámara ya que supongo no debe tener ni la más mínima idea de lo que le estoy diciendo.

—Oh, ouf course— dijo poniendose a mí lado con su brazo sobre mis hombros, juro que me desmayo. Tomé la foto y lo abracé, olía delicioso. ¡QUIERO. COMÉRMELO!

—Gracias— dije al separarme a lo que él solo me sonrió.

El ascensor se detuvo en el piso 10 y Shawn salió, se despidió con la mano.
Lo seguí con la mirada hasta que entró al apartamento marcado con el número 98; ese debe ser la puerta de su habitación, me dije mentalmente, pues claro que sí, que estúpida, ni que fuera la puerta a Narnia.

—No puedo creer que tengo una foto con él y lo abracé; huele hermoso— dije suspirando y poniendo cara de estúpida.

—Parecía que te lo ibas a comer.

—¡JA! ¡JA! ¡JA!, Eso, querida, sería canibalismo.

Y por él, yo me volvería Hannibal.

—Entendí esa referencia— dijo señalándome para seguido estallar en risas.

—Ya, ya, Willie Wonka— habló aún riendo.

Esperamos al siguiente piso para poder bajar.
Entramos a nuestra habitación, puse las maletas a un lado de la puerta y me tumbé en el sillón. Gloria imitó mi acción en la cama.
Pensaba quedarme dormida pero mis tripas gruñeron y esa fue mi señal para ir a buscar algo de comer. No con muchas ganas me levanté del sofá.

—Gloria, tengo hambre, voy a abajo; ¿Quieres algo?

—No, voy a dormir— me contestó abrazando una almohada.

—Ok— seguidamente cerré la puerta para volver a tomar el ascensor.

Ya estando en el mini-restaurante que está en planta baja me dirigí a la barra para tomar un panque; lo estaba disfrutando muy bien pero tenía que atorarme, y necesitaba bajarmelo, así que me acerque a una dispensadora de refrescos, agarré un vaso grande y lo posicioné debajo del aparato para que me sirviera mi soda de manzana.
Le dí un sorbo y giré estreyandome con una persona haciendo que todo el refresco nos mojara a ambos.

Más estúpida, no puedo ser.

SECUESTRANDO A MÍ ÍDOLO©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora