Capítulo 1

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1 de abril, 2015

  Llevo ocho meses lejos de mi antigua casa. La casa en la que me estoy hospedando es aceptable, está un poco dañada pero con lo que vaya ganando en la librería que conseguí trabajo voy a poder ir reparandola. Por lo menos tengo un lugar en el que dormir, bañarme y resguardarme del frío.

  Los primeros meses no fueron fáciles. Me acuerdo la primera noche fuera de mi antiguo hogar, fue simplemente horrible. No sabía hacia donde ir, ni donde quedarme; por lo que fui a la terminal de micros y saqué un pasaje para el primero que saliera de esa ciudad en la que dejaba tantos recuerdos.

  Una señora se sentó al lado mio durante el viaje. Las primeras horas la ignoré y ella a mi. En algún momento del viajé me habré quedado dormida porque sólo recuerdo a esa misma mujer tranquilizandome y pregundome si estaba bien.

  Me trajo un poco de agua y se puso a hablar conmigo. Me preguntó hacia donde iba y cómo me llamaba.

--¿Estás bien querida?-- la señora que se encontraba al lado mío me preguntó, pero yo seguía atontada por el sueño que había tenido. El sueño en el qué vos estabas conmigo haciendome reir, haciendome feliz sin yo saberlo.

  La señora me seguía mirando esperando una respuesta.

--Si, sólo fue un mal sueño-- contesto finalmente. La señora me sonrie de manera dulce, hasta podria arriesgarme a decir que era una sonrisa maternal.

--Oh, cariño, es normal tener malos sueños o malos recuerdos...--

--En realidad era un buen recuerdo-- me atrevo a interrumpirla.

--¿Cómo es tu nombre?-- pregunta después de un rato en silencio.

--Sophia-- respondo y nos quedamos en silencio.-- ¿El suyo?-- pregunto para romper el silencio que se había formado entre nosotras. La realidad era que no queria quedarme callada y darle la oportunidad a los recuerdos de volver a mi mente.

--Anna, un gusto-- contesta y me tiende la mano.

--Un gusto-- le digo y le doy una sonrisa de labios cerrados.

  Así transcurrió el viaje hasta llegar a la última parada del micro que resultó ser donde se bajaba Anna o Anne cómo me dijo que la llamara.
  
   Era una señora bastante simpática y determinada, eso seguro ya que básicamente me obligó a quedarme en su casa cuando le dije que no tenía donde quedarme. Sin embargo no sabe específicamente porque me fui de casa, pero tampoco me presiona para decírselo. Fue ella quien me vendió  (a un precio muy barato, vale aclarar) la casa en la que estoy viviendo.

  Me costó bastante acostumbrarme a no tener mis cosas, a no verte dando saltitos nerviosos cuando estabamos llegando tarde a la escuela. Me costó no verte a vos y a mamá con su sonrisa y sus besos en la frente.  Me costó no ver al papá de los viejos tiempos, me costó no escuchar sus comentarios sobreprotectores cuando iba a salir con algún chico.

  Me costó, pero acá estoy tratando de salir adelante. Porque por más que lo desee con todo mi ser, por más que intente, esos recuerdos son sólo eso.

  Recuerdos.
 

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2018 ⏰

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