Cap 1

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Me miro en él espejo y frunzo él ceño, frustrado.Que asco de pelo.
No hay nada con él. Y maldito sea Alejandro Bravo que se ha puesto enfermo y me ha metido en este lió. Tendría que estar estudiando para los exámenes finales, que son la semana que viene, pero aquí estoy, intentando hacer algo con mi pelo. No debo meterme en la cama con él pelo mojado. Recito varias veces este manera mientras intento una vez más controlarlo con él sepillo. Me desespero, pongo los ojos en blanco, después observo al chico pálido, de pelo negro y ojos del mismo color exageradamente grandes que me mira y me rindo. Mi única opción es agitar un poco mi cabello y confiar en estar medio presentable.

Alex es mi compañero de departamento y tuvo que resfriarse precisamente hoy. Por eso no puede ir a la entrévista que había concertado para la revista de la facultad con un megaempresario del que yo nunca había escuchado hablar. Así que va a tocarme a mi. Tengo que estudiar para los exámenes finales, tengo que terminar un trabajo y se suponía que a eso iba a dedicarme esta tarde, pero no. Lo que voy a hacer esta tarde es conducir mas de doscientos kilómetros hasta él centro de Madrid para reunirme con él enigmático presidente de Rogel Enterprises Holdings, Inc. Como empresario excepciónal y principal mecenas de nuestra universidad, su tiempo es extraordinariamente valioso -mucho más que él mío-, pero ha concedido una entrevista  a Alex. Un bombazo, según él. Malditas sean sus actividades extraacademicas.

Alex esta acurrucado en él sofá del salón.

-Rubius, lo siento. Tarde nueve meses en conseguir esta entrevista. Si pido que me cambien él día, tendré que esperar otros seis meses, y para entonces los dos ya estaremos graduados. Soy él responsable de la revista, así que no puedo echarlo todo a perder. Por favor.....- me suplica Alex con voz ronca por él resfriado.

¿Como lo hace? Incluso enfermo esta guapísimo, realmente atractivo, con su pelo negro perfectamente peinado y sus brillantes ojos negros, aunque ahora los tiene rojos y llorosos. Paso por alto la  inoportuna punzada de lastima que me inspira.

-Claro que iré Alex. Vuelve a la cama. ¿Quieres una aspirina o un paracetamol?

-Un paracetamol por favor. Aquí tienes las preguntas y la grabadora. Solo tienes que apretar aquí. Y toma notas. Luego yo lo transcribire todo.

-No se nada de el- murmuro intentando en vano reprimir él pánico, que es cada vez mayor.

-Te daras una idea por las preguntas. Sal ya. Él viaje es largo. No quiero que llegues tarde.

-Vale me voy. Vuelve a la cama. Te he preparado una sopa para que me la calientes después.

Lo miro con cariño. Solo haría nalgo así por ti, Alex.

-Si lo haré.Suerte. Y gracias, Rubius. Me has salvado la vida, para variar.

Cojo la mochila, le lanzo una sonrisa y me dirijo al coche. No puedo creerme que me haya dejado convencer, pero Alex es capas de convencer a cualquiera de lo que sea. Sera un excelente periodista. Sabe expresarse y discutir, es fuerte, convincente y guapo. Y es mi mejor amigo.

Apenas hay trafico cuando salgo de Mijas, Malaga , en dirección a la interestatal 5. Es temprano y no tengo que estar en Madrid hasta las dos del mediodía. Por suerte Alex me ha dejado su Mercedes CLK. No tengo nada claro que pudiera llegar a tiempo con Wanda, mi viejo Volkswagen  Escarabajo. Conducir él Mercedes es muy agradable. Piso con fuerza él acelerador, y los kilómetros pasan volando.

Me dirijo a la sede principal de la multinacional del señor Rogel, un enorme edificio de veinte plantas, una fantasía arquitectónica, todo él de vidrio y acero con las palabras ROGEL HOUSE en un discreto tono metálico en las puertas acristaladas de la entrada. Son las dos menos cuatro cuando llego. Entro en él inmenso -y francamente intimidante- vestíbulo de vidrio, acero y piedra blanca, muy aliviado por no haber llegado tarde.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2018 ⏰

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50 sombras de Rogel | Rubelangel |adaptación|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora