En la salud y en la enfermedad

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En una de las noches más frías de París un Azabache dormía intranquila atormentada por una pesadilla. Incapaz de reaccionar o despertar a sus sueños Marinette se retorcía entre las sábanas y respiraba de manera entrecortada. Una criatura rojiza volaba alrededor de su portadora, se sintió impotente ante la situación y desesperada por ayudar empujó una lámpara que se encontraba en la mesa de noche. El ruido de cerámica rompiéndose fue suficiente para alertar a los padres de la joven.

—¿Marinette? ¿Hija estás bien? —Preguntaba Sabine.

La mujer subió al cuarto y encontró a su hija en una pesadilla, vio sus mejillas rojas y puso su mano en su frente comprobando que tenía alta la temperatura, fue al baño y tomó algunos trapos y un recipiente con agua se sentó en la orilla de la cama y recogió el cabello de su hija, le colocó los trapos en la frente y se dispuso a esperar que la fiebre cediera.

Al notar mejoría en su hija Sabine le dio un beso en la mejilla y se retiró del cuarto con cautela la dejaría descansar de todas las labores del día.

Tikki se aproximó a la azabache y suspiró aliviada. —¿Qué haré contigo Marinette? —Se cuestionaba la Kwami.

—Chat Noir...—Susurró Marinette entre sueños mientras sonreía.

—Parece que la mariquita se enamoró del gato jeje— Decía Tikki en voz baja tratando de no despertarla.

*****Más tarde*****

Marinette despertaba tranquilamente después de un buen sueño donde cierto gato era el protagonista, se sentó en la orilla de la cama y comenzaba a recordar la noche anterior con la visita de un gato, cosa que sacó una enorme sonrisa hasta que miró hacia el reloj que marcaban 10:30 am.

—¡Tikki! ¡Porque no me despertaste! —Gritó la azabache al ver la hora.

—Tranquila Marinette, enfermaste la madrugada y tu mamá te dejó dormir. —Tikki voló a su alrededor y preguntó. —¿cómo te sientes?

—Algo cansada. —Suspiró con pesadez. —Supongo que hay que aprovechar el día y ayudar a mis padres ¿No lo crees? —La ojiazul sonrió, se levantó de la cama pero no pasó ni cinco minutos hasta que se desmayó.

—¡Marinette! —Grito la Kwami tratando de hacer reaccionar a su portadora.

Mon ChatonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora