Episodio 10

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Pasó un día hasta que Catia recobró sus fuerzas. En ese tiempo Magnus había aprovechado para hacerle todo tipo de preguntas y hacerle todo tipo de pruebas para asegurarse de que estaba bien. Si por él fuera la encerraba en el apartamento hasta que todo acabase, pero claro, quien sabe cuándo sería eso. Por mucho que él quisiera, Catia iba a seguir saliendo a la calle y a arriesgarse, fuera su intención o no, a que los seguidores de Valentine la volviesen a encontrar y se la llevaran. Por eso decidió enseñarse nuevos conjuros, aprovechar todo ese potencial que poseía para que fuese menos vulnerable.

Cuando Magnus fue al cuarto de la chica a la mañana siguiente, apenas pudo dar dos pasos dentro de la habitación. El suelo estaba repleto de libros de magia, frascos vacíos y cuencos sucios de haber mezclado cosas en él. Ella estaba sentada en medio de la cama con las piernas cruzadas y un libro en el regazo sobre hechizos para mejorar la condición física de una persona o ser.

- ¿A qué huele? -preguntó Bane mientras se arrepentía de haber entrado ahí. No necesitó una respuesta. A los pies de la cama había una bolsa de la que se podía ver una serpiente abierta por la mitad.

- ¿Hay algún libro sobre cómo hacer que la sangre de alguien empiece a hervir? -con los ojos pegados aún en el libro no pudo ver la expresión del brujo. Era una mezcla entre asombro, preocupación y un poco de miedo, sí, para qué mentir.

- Emmm no sé si responderte a la pregunta o empezar a preocuparme por mi seguridad. Creo que ya te has empapado de demasiados libros. Me han solicitado en el Instituto, ven conmigo

- No me apetece -Magnus volvió a mirar la serpiente muerta de la bolsa y supo qué la convencería

- Tienen un cuerpo que hay que diseccionar -Catia levantó lentamente la vista del volumen que estaba leyendo y pasaron unos segundos hasta que lo cerró y se bajó de la cama- y por favor, date una buena ducha -

Mientras se encaminaba hacia la puerta del cuarto se paró en seco.

- Por favor, dime que esas cenizas que están en el suelo no son de Presidente Miau -Catia no contestó, pero estaba seguro de que nunca haría algo así...¿no?

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Cuando llegaron al Instituto, todo el mundo estaba alborotado. Hablaban de una emisaria de la Clave y de un ataque al Lobo de Jade. Mientras Magnus buscaba a Izzy, Catia sacó su móvil y le mandó un mensaje a Gretel para saber cómo estaban las cosas por allí. Volvió a guardar el teléfono en el bolsillo y se dirigió hacia donde se había ido Magnus. Por el camino pasó por delante de una pequeña sala de entrenamiento vacía. Bane estaría ocupado con lo que fuera que estaba haciendo, asi que no pasaba nada por echar un vistazo un rato. Desde el encuentro con el brujo en el Lobo de Jade se pasaba las horas leyendo libros para aumentar su poder mágico y aprender nuevos hechizos para estar mejor preparada para lo que pudiera suceder. Aunque no era una persona muy atlética, también quería aprender a pelear. No siempre puedes fiarte de la magia, y menos teniendo su condición "especial".

Mientras contemplaba unas armas colocadas sobre una mesa, Alec entraba en la sala. Se paró en seco al verla, pero no dijo nada. Estaba un poco confundido porque no esperaba encontrársela allí, pero también estaba un poco aliviado. No había vuelto a saber de ella desde lo de Luke, y tenía curiosidad por saber lo que le pasó ese día.

- Me estoy empezando a sentir incómoda, ¿sabes? -no se había dado cuenta de que ella le estaba mirando mientras sostenía una de las armas en la mano

- No esperaba que hubiese nadia aquí, y menos tú

- Iba a ir a buscar a Magnus, pero quería ver esto -dijo dejando el arma en la mesa de nuevo

- No puedes entrar en cualquier sala sólo porque te pique la curiosidad -pasó por su lado hasta un saco de boxeo de pie que había colocado al fondo de la sala. Catia pensó en irse a buscar a Bane, pero ya que estaba allí ¿por qué no aprovechar? Se acercó hasta Alec y se sentó en uno de los bancos colocados contra la pared. Él dejó de golpear el saco y se la quedó mirando un poco confundido, pero después de unos segundos siguió con el ejercicio. Catia observaba con detenimiento cómo lo golpeaba, la posición de los pies, el movimiento del cuerpo. Desde donde estaba sentada podía ver perfectamente cómo se movía para hacer que el saco se tambaleara hacia atrás una y otra vez. También podía ver desde ahí cómo la sudadera abierta de Alec dejaba ver su torso desnudo. Nunca antes había visto las Marcas que tenía por el cuerpo. Siempre le habían gustado los tatuajes, y más si estaban ligados con la magia. Además, había que admitir que al shadowhunter le quedaban bastante bien.

Alec veía de reojo cómo le miraba mientras entrenaba, pero no le molestaba. En realidad se sentía cómodo, le gustaba que ella estuviera allí. Quería preguntarle cómo estaba, pero Magnus entró en la sala con unos papeles en la mano.

- Qué sorpresa más agradable veros aquí a los dos. Espero no haber interrumpido nada -dijo con una sonrisa. Alec dejó el saco y Catia se acercó al brujo

- Estaba mirando cómo entrenaba -le dijo la chica

- Mirando cómo entrenaba, claro -dijo con ironía guiñándole un ojo

- Ugh -respondió saliendo de la habitación y dejando a los dos hablando sobre el informe que traía Bane consigo.

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Todos seguían trabajando en el Instituto sobre el asunto del repudiado. Catia estaba de nuevo en la sala de entrenamiento, pero esta vez con Hodge. No habían tenido ningún contacto antes, pero al enterarse de que la chica tenía interés en el combato cuerpo a cuerpo, le ofreció enseñarle algunos movimientos.

Le mostraba cómo cargar su fuerza hacia un oponente cuando, de pronto, una sensación extraña le recorrió el cuerpo. Algo no iba bien. No estaba segura de qué era, pero como había sido un instante pensó que se lo había imaginado. No tardó en volver a sentirlo, y esta vez más fuerte que la anterior, asi que cerró los ojos, bloqueando cualquier cosa que pudiera desconcentrarla, y se concentró en escuchar todo lo que había a su alrededor. Su sentido del oído estaba bastante más desarrollado que el resto, lo que le permitía escuchar hasta el latir de un corazón. Distinguía la respiración agitada de Hodge, el sonido de las teclas de los ordenadores, shadowhunters hablando y caminando de un lado a otro... y, de entre todos los ruidos, un sonido gutural. Aunque al principio se sentía lejano, poco a poco se iba haciendo más fuerte.

Se levantó y se dirigió hacia el origen del sonido, que extrañamente venía de una de las paredes de la sala. Acercó la oreja a la pared, pero ya no se oía nada. Hodge ya había parado hace rato de entrenar y la miraba confuso. Tras un silencio, un fuerte estruendo inundó la habitación. De una patada, un repudiado rompía la pared y arrojaba a Catia contra la ventana opuesta. El shadowhunter comenzó a luchar contra él mientras la bruja intentaba levantarse, pero era derribado al suelo. Aprovechando que estaba de espaldas a punto de matar a Hodge, cogió una de las armas del suelo y le asestó un golpe en la pierna que le hizo caer. Con un chasquido de dedos y un movimiento de muñeca, lo alejó lo suficiente para poder acercarse al shadowhunter y comprobar si estaba herido, pero no tardó en levantarse y en acercarse a los dos de nuevo. Esta vez una flecha le frenó, y Alec se colocó entre ambos. Al poco rato acabó derribado en suelo, pero esta vez Hodge tuvo la oportunidad de acercarse por detrás y romperle el cuello.

Catia se acercó rápido al joven Lightwood al verle dolorido y le acercó sus llamas violetas en la zona donde le había golpeado para aliviarle.

- ¿Estás bien? -le preguntó una vez notó que se había relajado un poco. Él no dijo nada, simplemente se la quedó mirando. Algo en su mirada le había recordado la conversación que había tenido minutos antes con Magnus.

Isabelle llegó a la sala y se llevó a su hermano a la enfermería. Quiso acompañarle, pero se quedó ayudando a Hodge a limpiar.

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2018 ⏰

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Mi Guerrero (Alec Lightwood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora