Introducción.

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  — ¡Pero papá! —Le miro desconsolada, él sigue lanzando mis cosas hacia la salida de la granja.— ¡Lo siento! ¡Por favor, no me eches!—Él no me mira, está enfurecido y asqueado de mi presencia.

  — ¡No me vuelvas a llamar padre! ¡No soy nada tuyo! — Suelta enfurruñado.—  ¡Tú y tu madre me han mentido toda la vida! ¡Tú lo sabías y ella se lo llevó a la tumba! — Lanza con descuido un cuadro familiar en el que nos vemos los tres cuando yo estaba recién nacida, provocando que se rasgue.— ¡Tú eres un asqueroso monstruo! ¡Fruto de las aventuras de tu madre! ¡No tenemos conexión alguna!

  — ¡Pues vale! ¡No te necesito! Ojalá me avisen cuando te des cuenta de lo idiota que eres.   

Dichas estas últimas palabras me empujó fuera y regresó lleno de ira hacia la cabaña que durante años compartió con mi madre.

Tomé lo que pude y emprendí mi camino hacia el pueblo, debíamos de estar a pocas horas de distancia, mas lo sentí como pocos minutos. Quizás porque no paraba de pensar en lo que acababa de pensar.

El hombre que me había criado toda mi vida no es mi padre, y mi madre tuvo aventuras con otro hombre. Me cuesta imaginar a mi madre engañando al que creí era mi padre, ella era una mujer honesta... Aunque, bueno, teniendo 6 años puede que haya idealizado un poco a mi madre, quizás no conocí ese lado suyo.

  — Mirla, ¿es cierto lo que dicen? — Se acerca una de mis compañeras de la escuela básica, Okala.—  ¿eres mitad sucubo?

— ¿Quién dijo eso? — La miro sorprendida, es cierto que en una aldea de brownies resulta llamativo encontrar otra especie...

— Todos chismorrean eso.— Susurra arrastrándome a un callejón más privado.—  ¿Qué haces con todas tus cosas? no me digas que el señor Farrë te echó...— Asiento con pesar.—  Santísima madre del oráculo, ¿entonces es cierto? ¿El señor Farrë no es tu padre?

— Okala, no eres muy discreta para hablar.— La regaño.—  Me ha echado, está convencido de que yo sabía de esto y jamás le dije.

— Tienes que entenderlo, Mirla... Es duro enterarse que tu pareja te engañó y más encima no le puedes reclamar porque ya no está con nosotros.— Pone una mano en mi hombro, Okala siempre ha sido muy comprensiva y una gran consejera. —  ¿Ahora a dónde irás? — Me mira con pesar.

— Sólo me queda un lugar al que ir.— Suspiro, hacía 2 años que no piso el Cuartel General y pese a que mi amor por Nevra está más que superado, no me siento lista para ver todo lo que ha cambiado ahí.

  — Si te preocupa el muchacho del que me hablabas, Mirla, consuélate con que no podrá reconocerte...— Me toma de los hombros. No sé si alegrarme o no por aquello, mi físico tanto como mi personalidad ha cambiado de forma drástica en apenas una semana.

Realmente dudo de si hasta mi olor es el mismo

  — Es imposible que alguien me reconozca siquiera. Hasta dudo que recuerden mi nombre.— Suelto con falsa tranquilidad, mi rostro no ha cambiado del todo, aún tengo mis facciones, sólo que con algunas variaciones en la piel...

— ¿Cuándo te irás? — Curiosea, evidentemente esta es de raza felina... ¡vaya curiosa!

— Ya mismo, no tengo tiempo que perder. — Suspiro.—  Tendré que ir caminando, dudo que Farrë me deje llevarme un caballo, y es mejor que empiece a caminar antes de que la noche .— Miro al cielo, deben de ser cerca de las 5... la noche caería en menos de dos horas, tampoco será gran diferencia si me voy ahora o no, al final cogeré frío con cojones.

  — Ni hablar, Mirla.— Me regaña Okala.— Coge uno de los caballos de mi padre, diré que vi un ladrón. ¡Ya veré yo!

Dudo unos segundos en rechazar la ofrenda, pero dos factores me impiden siquiera intentarlo: Lo necesito y  la terquedad de Okala.

— Gracias.—  Le sonrío a mi amiga. Ella va a el interior de su casa para distraer a su familia y yo corro a coger uno de los caballos de la familia. Me acerco, todos excepto el más viejo se alejan de mi, por lo que es claro cuál es mi única opción de viaje.

Dicho esto y sin tener tiempo para despedirme dignamente, emprendí mi viaje hacia el C.G.

Y aquí, mis preciosas, mi segundo libro <3 Como soy fanática del drama y el caos este libro no será mi excepción. Hay que aclarar dos cosas: Ella no es pendeja y bebe agua de Lete como si fuera vino, y aún no se termina de desarrollar.

Seductora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora