I. El descenso

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Los gritos despertaron a Charly que se encontraba completamente dormida en su habitación, en una pequeña casa en un tercer piso en Watery Lane

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Los gritos despertaron a Charly que se encontraba completamente dormida en su habitación, en una pequeña casa en un tercer piso en Watery Lane.

-¡Charly, levantate pronto o llegarás tarde el trabajo!-gritó una voz femenina.

Me desperté y reconocí la voz de mi nueva compañera de piso, Grace, que me llamaba desde la cocina de la planta baja. Me despejé y suspiré. No tenía ganas de ir al trabajo. Llevaba una semana muy atareada, ya que en la casa de apuestas Shelby todo el mundo se preparaba para las carreras del sábado. Ayer había estado todo el día sentada, atendiendo a todos los hombres de la ciudad que se pasaban por la casa para dejar su apuesta. Y hoy iba a ser igual.

La voz de Grace la llamó, esta vez desde la puerta:

-¿Charly?. Sino te despiertas en cinco minutos llegarás tarde al trabajo.

-Ya voy, Grace.

-¿Te encuentras bien?- preguntó mi compañera con un gesto de preocupación.

-Sí, es sólo que estoy muy cansada y el día de ayer fue agotador.

-Dímelo a mí, anoche el Garrison estaba hasta arriba de hombres que salían de la casa de apuestas.

-Ugh-gruñí- son lo peor.

Grace se río y asintió:

-¿Los hombres?

Asentí y Grace se marchó, no sin despedirse:

-¡Levántate ya Charly!

La puerta de la casa se cerró y me incorporé rápidamente en la cama. Grace tenía razón, sino me levantaba ya iba a llegar tarde y no quería enfurecer a Polly, o peor, a Thomas. Me dirigí al diminuto cuarto de baño al lado de mi habitación y me observé en el espejo. El cabello rubio estaba hecho una maraña y no parecía tener arreglo. Tenía los ojos verdes con un ligero toque amarillo hinchados y con ojeras. Los labios estaban algo resecos y notaba la boca pastosa. Cogí un vaso de agua, teniendo mucho cuidado de no golpearme con nada del mobiliario. Grace y yo vivíamos en una casa de dos plantas, que constaba de dos habitaciones, dos cuartos de baño y un salón y una pequeña cocina que daba a la calle. Mi cuarto daba a la esquina trasera y por la ventana entraba una luz que iluminaba toda la estancia. El papel verde de la pared, viejo y algo descuartizado, la enorme cama de hierro con sábanas y mantas blancas hechas un rebuño, y la ropa, esparcida por el suelo del día anterior. La luz que entraba a través de la ventana servía para iluminar un pequeño cuarto de baño que estaba dentro de la habitación y en el cuál apenas cabía una persona. Me pasé el peine por el pelo, intentando deshacer los nudos y me puse un jersey blanco con mi acostumbrada falda negra de trabajo. Normalmente no tenía que llevar uniforme, pero dado que trabajaba con los Shelby tenía que estar presentable, en la medida de lo posible. Su amiga Ada, se reía de ella cada vez que le comentaba su necesidad de estar a la altura en lo que a vestuario se refería, pero claro, que iba a decir ella, era una Shelby. Me coloqué un abrigo marrón, que tenía algunos agujeros en la parte baja y cogí mi bolso negro y salí apresuradamente en dirección a la casa de apuestas Shelby.

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⏰ Last updated: Apr 03, 2018 ⏰

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No Angel (A Peaky Blinders Novel)Where stories live. Discover now