Me gustaba verla.
Bajo los bombillos terroríficos de Pérez Bonalde.
Y conocimos a alguien que no sabía pronunciar esas palabras y vivía allí.
Caracas en sí es una ironía.
Me gustaba verla.
La luz le iluminaba la mirada de Gato Negro a Agua Salud.
Le sentía la felicidad.
Le sentía las ganas.
Me distraje esa tarde,
Para mirar a un hombre llorar.
¿Alguien más veía lo que yo?
¿Alguien más tenía pánico de tener alguna semejanza con él?
Cuando las personas deciden no amarse más,
La ciudad se hace gigante
Y nos perdimos
Y nos seguimos perdiendo
Y no hay semáforo en rojo que nos detenga.
¿Alguna vez coincidiremos en el mirador de la Cota Mil?
Cuando me haga falta tu risa,
¿Estarás en algún rincón del Teresa Carreño?
Dime,
Dime que cuando la oscuridad me absorba te encontraré revisando libros sin sentido en el Puente de la Fuerzas Armadas.
Porque no hace falta anotar citas,
No hace falta más nada que un encuentro casualmente planeado.
Porque me gustaba verte,
Porque nunca dejará de gustarme.
Y ahí estaba yo,
Con la mirada fija en el bululú de gente en Plaza Venezuela,
Con la mirada fija en tu cabello sondeando el tercermundismo,
Obligándote a aceptar al mundo,
Porque eres bondadosa pero no lela ante la inmoralidad.
Me quedo pensando en mil maneras de complacer tus gustos,
En los tostones por punto en La Hoyada,
En los chocolates de El Cementerio,
En el orgullo que siento de hacerte mínimamente feliz.
Y suena Pablo Alborán
Y me siento triste
Y me siento humana
Y me arrepiento que no estés ahí,
Compartiendo un vagón sin aire,
Con quejas y cansancio ajeno.
Al final del día cuajamos en un solo ciudadano.
No te dejes,
No dejes.
No dejes de tornar los ojos cuando algo te causa ternura,
No dejes de mojarte los pies en la plaza de Los Palos Grandes,
No dejes de contar nuestra historia,
Nuestra loca y absurda historia,
Porque valdrá la pena que sepan todo lo que luchamos con el olor a cotufas de Capitolio,
Con el olor a insalubridad de El Silencio,
Con nuestras despedidas en Bellas Artes
Y los rumores de fracaso.
¿A quién dedicamos el amor y la melancolía en él?
A nosotros,
A la poesía,
A una metrópolis que nos hizo leyenda.