↬Helado↫【Jeff×Sumo】【Jefmo】

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Ese sentimiento extraño.

Esa sensación de terror, nervios y mariposas en el estómago estaba presente en Jeff.

Acostado en su cama, tapándose la cara con su almohada, ejerciendo leve presión y soltando grititos. Estaba aterrado por que besó a Sumo. Pero siendo sincero el se dejo llevar y también continuó con ese beso. ¿Eso era bueno? Incluso disfrutó de aquel acto, más bien. Ambos disfrutaron de aquel acto.

Conviviendo con Ryan los primeros años fue difícil, ese niño rebelde y brusco, llevado sólo por su instinto y bastante sucio. El era su contrario y odiaba mucho bastante de sus actitudes. Y a pesar de llevar una buena amistad y a la vez enemistad jamás pasaría a un romance. Realmente pensar en eso erizaba su piel.

Fue directo a su baño, juraba que pensar en ese beso provocaba una sensación de vacío parecido al de vomitar. Pero no, no quería vomitar.

Se lavó el rostro en el lavamanos múltiples veces. Se miró al espejo y comenzó a imaginar.

¿Y ahora que? ¿Podria hablarle a Sumo con esa normalidad de siempre? Podía detestar su actitud y personalidad pero no lo detestaba a el. Era uno de sus mejores amigos, le tenía mucho afecto, no podía terminar una amistad de años en un simple beso.

Le dolía la cabeza, bajo silenciosamente a la cocina.

Sus madres estaban viendo televisión en la sala, y no se percataron de el.

Tomó un vaso con agua y saco una caja de aspirinas, pasó el medicamento con el agua y se disponía a subir otra vez a su habitación sin ser visto, pero su teléfono comenzó a sonar y vibrar fuertemente. Del susto casi tira el vaso.

Sacó de su bolsillo su teléfono y al leer de quien se trataba comenzó a sudar frío y sintió que sus piernas perdían fuerza.

Sumo le estaba llamando, tenía terror en ese momento, no podía moverse.

Comenzaba a soltar grititos ahogados por el terror, entró en un ataque de pánico y lanzó su teléfono como si ese fuera a explotar.

-¿Jeff? ¿Estas bien,cariño?- habló Sue preocupada desde la sala-

-Y-yo... Estoy bien- dijo para subir corriendo por las escaleras.-

Ambas madres se vieron confundidas.

Cuando llego a su habitación cerró la puerta con seguro y se recostó en su cama. Quizá debía dormir con poco. Estaba algo cansado.

Cuando la pesadez se apoderaba de sus párpados escuchó unos leves golpes. Lo ignoró.

Y otra vez esos golpes.

Dirigió la vista, molesto, a la puerta. Volvieron los golpes y los dirigió a la ventana.

Casi se infarta al ver a Sumo tras la ventana, mirándolo con temor y quizá preocupación.

Ajdjajsk la wea, me ando durmiendo.