Las gotas de lluvia caían por una ventana de edificio, una ventana rota de un edificio destruido, una ventana rota de un edificio roto refleja una ciudad destruida y en esa ciudad destruida no se encuentra nadie solo el recuerdo de una presencia antigua y melancólica.
El paisaje es deteriorado pero bello, la naturaleza empieza a tomarse el lugar poco a poco dejando atrás todas las historias de las almas que alguna vez vivieron en esa ciudad rota con edificios rotos y ventanas rotas que reflejan una tarde nublada y fría que congela las calles llenas de escombros.
El vidrio roto ya no refleja nada, es de noche y la luna llena ilumina la vasta ciudad, la luna ilumina una ciudad que ya no está en soledad ya que un ente se a posado en el edificio de ventanas rotas.
El ente se libera de sus ropas y deja ver un cuerpo joven, bien cuidado y hermoso a la vista. Hera una mujer, una mujer de tes pálida y cabellos negros como el carbón, de ojos azules y rostro simétrico.
De sus ojoz azules brotan lágrimas cristalinas que reflejaban la luz de la luna, lágrimas que luego recorren su rostro simétrico hasta desaparecer en la ciudad de edificios rotos y vidrios rotos que vuelven a reflejar, pero ahora reflejan una ciudad melancólica llena de recuerdos y vidas, ahora reflejan una mujer hermosa que sufre por la perdida de todo lo que tenía.
El cielo llora por el escenario que acaba de presenciar la última mujer sola en una ciudad rota de un mundo muerto.