Mentiras creadas para la felicidad

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Ver como la nieve caía en una vaivén tan delicado y suave me hacía sentir relajado, presenciar su baile siempre es algo que me libra del aburrimiento de ser lo que ella desea.

Aunque intentara no fijarme en el suave reflejo mío de la ventana siempre caía y terminaba con los labios para abajo. Mi cabello celeste que mi querida progenitora siempre peina y cuida con la esperanza de hacerme distintos peinados que obviamente femeninos.

¿Tanto le cuesta reaccionar ante la cruda realidad? o yo soy muy maduro para mi corta edad de diez años recién cumplidos. Mi madre en mi cumpleaños me regalo el vestido que ocupaba. Aunque afuera estuviera nevando mi madre siempre lograra ponerme una falda con algo abajo o no. Esta vez no tenía nada, solo era un vestido morado con destellos en la parte superior donde debería para el deseo de mi madre haber pechos en desarrollo, pero no ¿Razón? Soy del sexo masculino. Mi padre lo decía, el doctor lo dijo y lo digo yo.

Mi cabello iba bien peinado hacia un lado por la trenza que le ordenaba. También tenía un pinche de una bella flor abierta de distintos tonos de morado.

"Perfecta, te ves hermosa hija mía"

Las ganas de vomitar no me las quitaba nadie, tirar la cena que acabo de ingerir estaba a punto, pero el toque de la puerta de su madre llamo su atención.

-Nagi, hija. Ya es hora de dormir y podrás ocupar tu piyama de invierno que tanto me gusta- Al escuchar eso solo fingí una sonrisa y corrí a mi mueble mostrando emoción.

Al abrirlo se podía notar distintos piyamas, pero como llego el invierno saque el de esa época que era un buzo rosado pastel con gatitos blancos estampados en todas partes. Mi madre comenzó a quitarme la ropa y como siempre ella no miraba mi parte baja, donde se encontraba lo que decía mi sexo y solo miraba mis caderas que por la dieta que me tiene mi madre han crecido de sobre manera y ahora cada vez que salimos la gente susurra que seré una bella mujer cuenta sea mayor. Deseada por los hombres y con mi amabilidad y ternura admirada ante las mujeres. No me veo así, pero tampoco me veo de forma masculina por culpa de mi madre.

No veo un futuro normal para mí. Esa es mi duda ¿Cómo seré cuando sea mayor? O tal vez mi madre en sus ataques de ira me mataba por error y lloraba la pérdida de su HIJA, no hijo.

Al ya estar vestido me acosté en mi cama, mi madre me arropo y beso me frente para irse y susurrar un "Buenas noches". Todo quedo oscuro, lo único que iluminaba era la rendija que quedo en mis cortinas. La luz de la luna siempre la considere única, pero esta era débil, obviamente es la luz que desprende el foro para que las calles no sean adueñadas por criminales. Sin importarme que a la mañana siguiente bajo mis ojos aparezcan ojeras y mi madre se vuelva a enojar por cuidar mi cuerpo y no mostrar feminidad.

Al abrir las cortinas note que la nieve caía con mayor rapidez, mañana será una bello día para jugar a fuera.

Mi sonrisa en ese momento fue falsa, casi nunca salgo y las pocas veces que lo eh hecho fue a escondidas de mi madre, como cuando trabaja o duerme. Esta puede ser una buena opción, me porte bien y estoy seguro que ahora está durmiendo como si en el cielo viviera. De mi armario saque la ropa más masculina posible.

Era un buzo azul rey que padre me dio antes de irse y para la parte de arriba una polera amarrilla y para aguantar el frio una casaca celeste claro.

Como pude salte al árbol que estaba al lado de mi ventana y con cuidado de no caerme o hacer ruido me sujete del trono y toque la rama que su dirección era para el muro. Al intentar moverla no lo logre, ni un milímetro. Con esta vez una sonrisa verdadera camine por la rama para pasar al muro y con las manos para cada lado hice equilibrio. Sabía que me podía caer y terminar en la casa de un desconocido y recibir el regaño más grande que podría hacer mi madre, pero...

No soy un pájaro para tenerlo enjaulado. Si quiere cumplo todos sus caprichos, el vestido que ella desea me lo pondré y actuare de la forma más femenina posible. Hare amigas mujeres, iré a la universidad y empresa que ella tanto deseo entrar, pero me gustaría ser libre.

-Hola pequeño- un hombre de apariencia joven, cabellos negros igual que sus ojos me miraban de manera firmo -¿Qué haces caminando por los muros?- me pregunto, yo solo lo mire atentamente.

Pasaron los minutos y de mis labios no salía ninguna palabra, no quería hacerlo, pero la única forma de seguir mi pasea era por donde el me interrumpía y no quería terminarlo tan rápido. Al parecer él lo noto y salto de una forma muy rápida al techo de una de las casas que habían.

Sorprendido, con los ojos bien abiertos hice un grito de asombro, el me sonrió y dijo con palabra juguetonas.

"Al fin hablaste pequeño"

Me hizo preguntas mientras seguía mi paseo, yo respondía todas y sin mentiras. Solo una vez sentí su mirada de lastima dirigida a mí, la razón es que le dije que no lo hiciera. Odio la pena que hace las personas al saber la verdad, es como la mirada que me otorga mi padre cada vez que le veo. Pena y lastima pura, con deseos de actuar, pero no lo hace. Es muy obvia la razón, él ya es feliz con otra familia, tiene una bella niña con otra mujer recién nacida y sabía que mi presencia solo incomodaría y estorbaría en su normal y relajada vida.

Por eso siempre le sonrió e intento que crea que soy feliz. No quiero que la felicidad false que eh creado caiga en pedazos por esos pensamientos.

Al terminar la vuelta le pedí que me dejara en mi habitación, estaba cansado y note que el tenía una gran agilidad. Él lo hizo sin rechistar y con delicadeza me arropo, cuando estaba a punto de irse tome de su mano y susurre.

"¿Cuál es tu nombre?"

-No tengo uno específico, nunca tuve uno, un asesino no lo merece- Al escuchar esas palabras sentí tristeza y... lastima

Mi primera vez que sentí lastima por alguien y es esta persona sin nombre aparentemente. Con una sonrisa y los ojos cansados le di su nombre.

"Koro-sama" y note como sus latidos mostraban su felicidad. Sus latidos me tranquilizaron y note que después de este suceso el intentaría sacarme más de estas sonrisas. Ya que según sus latidos o lo que creo que escuche el quería hacerme feliz y prometo yo hacerle feliz también.

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¿Que opinan?

Espero que les agrade esta corta historia.

Quiero ser yo //Nagisa Shiota // Karmagisa// Three short//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora