Primavera

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El ventilador no estaba. Era un hecho.

Ya había buscado en la sala, en el comedor, en la cocina, en el sótano... Lo había buscado en cualquier lugar donde posiblemente estuviese Kanon con SU ventilador que ÉL compro.

Había llegado de su entrenamiento con Aioros y sus otros camaradas. Todos entrenaban menos Kanon. Kanon no era ni de aquí ni de haya, cuando le convenía era servidor de Poseidón, cuando no de Athena.

Kanon había dejado muy claro que estaba de lado del señor de los mares.
Su estadía era pasajera en el templo de Athena. Claro, si por pasajera se le podía decir "Vengo cuando quiero y estoy el tiempo que se me dé la gana por el favor de Athena" A veces, solo a veces, le daban unas terribles ganas de volverlo a encerrar en Cabos Sunion.

Olvidando a su gemelo -¡Su estúpido gemelo!-, maldijo a Shion por obligarles a entrenar todas las tardes, justo cuando el sol estaba en su apogeo.

No había duda, la primavera ya había llegado y con ella el temible terror de todos; el calor.

Todos salían de sus entrenamientos sudando, sedientos y sin ánimos de avanzar más allá de la casa de Aries.

Había llegado hacía no solo unos escasos veinte minutos, dispuesto a quitarse todo el sudor de su cuerpo con un baño de agua fría y después ver televisión, disfrutando de una rica limonada y su maldito ventilador.

Pero, dada la casualidad que de la limonada, que había hecho antes de irse, ya no existía y el ventilador no estaba donde lo dejo. Dejando claro que era gesto de gandallismo por parte de Kanon.

Le busco por todos lados. Procurando no gritar, pues sus vecinos habían presentado una queja ante Shion por los gritos que ambos daban cuando peleaban. Suspiro de frustración, revolviéndose los aún húmedos mechones azules. No encontraba a su hermano.

A no ser que.

El único lugar donde no se había metido había sido la habitación de Kanon.

La verdad, ese lugar estaba asqueroso por falta de aseo -y Saga, no lo iba a hacer, ni así Kanon le pagará por ello- y por ello no entraba.

Sin pensarlo más, se encamino hacía la dirección de la habitación de Kanon.

Abrió la puerta sin tocar previamente, sorprendiéndose no solo por el lugar, si no por las condiciones de su hermano.

No one like you de Scorpions se reproducía en un volumen casi inaudible en el celular de Kanon, el cual estaba en su mesita de noche junto a un vaso de leche, un sándwich echado a perder, unos cuantos billetes, condones y demás cosas.

La habitación en si era un desastre. Ropa sucia mezclada con limpia adornaba el suelo, los cajones abiertos de par en par, su ventilador frente a la cama, refrescando a Kanon que dormía plácidamente sobre la cama destendida.

Saga trago saliva y un suave rubor tiño sus pálidas mejillas.

Kanon estaba en la cama, semidesnudo, solo unos calzoncillos y su típica camisa de entrenamiento le vestían. Sus cabellos estaban desperdigados por la blanca almohada, dándole un aspecto casi irreal.

Deseo poder tocarle para comprobar si la piel de su gemelo era suave, tal como se veía. Y deseo besar esos labios entreabiertos... ¡¿Qué demonios?!

Sacudió la cabeza, tratando de dejar esos pensamientos tan extraños. Ordenó a sus ojos posarse en otra cosa que no fuese su igual, pero por más que trato no pudo desviar la mirada de su hermano que dormía plácidamente.

No salió de su transe cuando su gemelo se movió, ahora poniéndose boca abajo, dándole una muy buena mirada de su trasero.

De su hermoso trasero...

Saga volvió sobre sus pasos y cerró la puerta tras de sí, tratando de hacer el menor ruido posible durante su huida.

Una vez lejos de su hermano, se encamino al baño recordándose del ventilador que Kanon tenía en su poder. Aunque, si lo pensaba más detalladamente, ese aparato ya era cosa del pasado, lo necesitaba era una nueva ducha. Una ducha muy fría.

Maldita primavera. Maldito calor.

Maldito Kanon...

Invierno Y PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora