Euphoria ღ kookv [Two Shot]

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El olor salino del mar es lo primero que nota cuando logra reaccionar, su cuerpo pega una pequeña sacudida como si hubiera tenido una pesadilla y finalmente despertara de ella. Sus ojos se sienten pesados, por lo que el siguiente sentido que logra desbloquear es el oído, escuchando así las olas romper contra la orilla y por el sonido de ellas, está seguro de que es por la mañana. Está tan acostumbrado a que esto pase, que sabe descifrar en qué momento del día se encuentra sin siquiera verlo con sus propios ojos. Moviendo los dedos de sus manos y pies siente la arena suave bajo él, por lo que como siempre, está en la parte seca de la playa. Escucha murmullos extraños, como si alguien estuviera hablando cerca de él, pero a la vez no es capaz de distinguir las palabras y al fin sus ojos se abren, justo cuando la nube se mueve y el sol le da de lleno en el rostro.

"Ah, mierda..." se queja, tapando su cara con ambas manos y sentándose con lentitud para poder mirar a su alrededor sin que el solo logre cegarle.

Lo primero que ve es el mar frente a él, el cual está bastante tranquilo. Al mover sus ojos hacia su lado derecho, donde la entrada a una cueva se halla, no se sorprende al ver la figura tan conocida, pero a la vez no, que camina con tranquilidad por la orilla. Le ve levantar la arena con los dedos de los pies de manera divertida y se pregunta lo que le tiene de tan buen humor. Ladea la cabeza y una pequeña sonrisa se posa en sus labios sin darse cuenta. Ojalá pudiera acercarme, es lo que piensa.

El cabello oscuro del chico se mueve con el viento mientras continúa con su caminata. Su camiseta blanca de unas tallas más grandes le llega hasta casi las rodillas y esta vez, está algo mojada, dejando así ver algo negro bajo ella, en su piel. "¿Un tatuaje?" se pregunta en voz alta.

Se levanta de la arena, caminando a pasos rápidos hacia donde se encuentra el desconocido y para su desgracia, esa vez no es diferente a las otras. Choca contra una especie de muro transparente y por la velocidad que llevaba, casi cae sobre su trasero. Suspira, moviendo las manos al frente para tocar el tal muro extraño, el cual siempre está colocado en el mismo lugar y el que le separa de la otra persona que aparece en sus sueños. "Supongo que hoy tampoco será el día en el que nos encontremos" susurra con tristeza. "Hasta la próxima" se despide justo cuando el contrario gira un poco su rostro, pero la oscuridad le está absorbiendo y no es capaz de ver con claridad.

El ruido de su alarma le sobresalta en su cama y sus ojos son los primeros en abrirse como platos. "Otra vez ese sueño" frota sus ojos con pereza y mira la hora de su móvil, casi ahogándose con su saliva al notar que es la cuarta de sus alarmas y llegará tarde a su trabajo. "¡Joder!" exclama, levantándose y enredándose así con las sábanas, provocando que caiga y golpee su mejilla. "Ugh, va a ser un maravilloso día..." 

No teniendo tiempo ni para ducharse y solo lavándose la cara con un claro dolor en su mejilla golpeada, pone una pequeña tirita, con dibujos porque no tenía otra, y mientras intenta hacer el nudo de su corbata sale de casa, o bueno, casi. "¡Taetae!" es llamado por un rubio con los labios abultados. "Llegas tarde otra vez."

"Gracias por recordármelo, si no lo hubieras hecho no me habría dado cuenta" responde con ironía y maldice a continuación. "¡No puedo atar esta basura!" da un paso atrás y se tropieza con los zapatos de la entrada, golpeando así su cabeza. "Otro golpe, no puede ser."

Escucha la risa de su mejor amigo sonar cerca de él y cuando abre los ojos recibe una tostada en la boca. "Come algo" le ordena con esa voz que tiene para hacer que no repliques, porque de lo contrario recibirás unas colleja en la cabeza y más golpes no le van a hacer nada bien, por lo que mastica con rapidez. "¿Qué harás cuando me mude? ¿Quién va a atarte las corbatas cuando llegues tarde al trabajo?" la pregunta tiene más realidad que otra cosa, pues el contrario está a poco y nada de mudarse con su novio, dejándolo solo en ese apartamento.