Kissing business/El negocio de los besos

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Kissing business/El negocio de los besos

Sinopsis: Hinata necesita desesperadamente aprender a besar antes de su primera cita con Toneri. Naruto Namikaze es un experto en ello. ¿Qué podía salir mal?

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Capitulo único

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—Esta es una pésima, pésima idea —negaba Hinata con un papelito en la mano buscando una dirección en específico.

—Vamos, Hinata no seas pesimista —dijo Ino acompañándola—. Después de todo lo estás haciendo por el bombón de Toneri Otsutsuki.

—Toneri —suspiró Hinata con un aire soñador.

Había estado tanto tiempo ilusionada con aquel chico al que creía inalcanzable que, cuando la tarde anterior le pidió una cita, ella brinco de felicidad por toda la escuela y pronunció un potente sí como respuesta. Lo trágico ocurrió cuando conversó con Ino contándole la noticia y ella le dijo que se preparará ya que esa cita prometía terminar con un apasionado beso.

¿El problema?

Ella era una neófita en el asunto. Jamás se había besado con nadie y saber que Toneri sería el primero la llenaba de nervios y de total pánico. ¿Y, si besaba mal, si era torpe, que pasaba si a Toneri no le gustaba como besaba? ¿Qué tal que en vez de besarlo le daba un cabebazo en la frente como hizo con el ultimo chico que intentó tal hazaña y quedó empotrado en una pared y fuera de combate?

—Mira, ya llegamos —dijo Ino señalando una casa pintada de blanco con un bonito jardín en la entrada.

—¿Sabes Ino? Lo he pensado mejor, vámonos.

—¿Eh, qué? Nada de arrepentimientos —respondió Ino empujándola para que caminará—. No hay vuelta atrás.

—Pero, Ino ya lo pensé y mejor practico con la almohada o con mi puño. Mira así —intentó poner un puño delante de su boca.

—¿Qué dices? Nada de eso. Naruto es muy bueno, él te va a enseñar bien —abrió la verja del jardín y la adentró al lugar deteniéndose en la puerta.

—Pero, Ino. Es un completo extraño —objetó Hinata.

—Es mejor así. Así no te lo vuelves a cruzar.

—No, no, no, Ino. Esta es una pésima idea yo me voy a mi casa.

Ino suspiró.

—Bien, Hinata no te voy a obligar —contestó para alivio de la Hyuga —sólo déjame descansar un rato aquí para descansar las piernas, fue una larga caminata.

—Te entiendo, Ino-chan —sonrió agradecida Hinata— cuando regresemos te voy a regalar un gran helado... ¡No, Ino-chan! —intentó detenerla pero la rubia fue más rápida, tocando el timbre de la casa— Ino-chan, ¿por qué lo hiciste? —cascaditas estilo anime caían por los ojos de Hinata.

—En el futuro me lo agradecerás —rio pícaramente la rubia guiñándole un ojo hasta que la puerta de la casa se abrió. Para total vergüenza y nerviosismo de la Hyuga.

—Buenas tardes —saludó un niño de doce años, cabello marrón alborotado, ojos negros y con una bufanda azul en el cuello.

—¿N-Naruto-san? —preguntó Hinata con asombro. No iba a besarse con un niño de la edad de su hermanita.

—No, no soy Naruto. Yo soy Konohamaru, su mano derecha en el negocio. Naruto-niichan está en el segundo piso.

Hinata suspiró aliviada por un segundo y luego se volvió un manojo de nervios al siguiente.

Kissing BusinessWhere stories live. Discover now