{tres}

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«You should fuck me now, baby»

Entré a una salita en la que se veía como la cafetería del campamento. Sí, necesitaba cenar algo enseguida, ya que mi estómago estaba revuelto y comer era la única manera de calmarlo.

Me acerqué a la barra para observar que había. Todo se veía delicioso, pero no iba a comerme todo eso, más que nada porque yo era de comer poco.

Escuché un ruido y me giré nerviosa.

—¿Hay alguien?—, murmuré intranquila, daba miedo.

Me giré de nuevo para coger una manzana y de repente las luces de la cafetería se apagaron.

A estas horas se podía ver un poco, aunque no muchísimo, y más porque la cafetería estaba situada en el otro lado de donde daba el Sol.

Bajé la mirada a mis manos y respiré hondo.

—Tranquila Ameline, todo está bien—, me repetía una y otra vez en mi mente.

Abrí mis ojos para buscar de alguna manera una salida, aunque no se viese nada.

Comencé a caminar en cualquier dirección, hasta que mi cuerpo chocó con otro y este me sujetó para que no cayera.

—¿Qué modales con esos de venir aquí cuando no jay nadie?—, susurró cerca de mi boca.

No reconocía la voz, era demasiado ronca y, atractiva...

—Yo...—, no me dio tiempo a acabar la oración.

En un movimiento rápido estaba puesta contra algo que suponía que era la pared, y la respiración de la otra persona que estaba conmigo, estaba chocando contra mis labios.

—No deberías salir sola, ¿sabes?—, acarició mi cintura y apretó un poco, haciendo que abriera mi boca un poco.

Sus labios estaban sobre los míos y me besaban con necesidad y anhelo. No entendía nada de lo que estaba sucediendo...

Sus manos viajaban por mi cuerpo despacio, acariciándolo, mientras que sus labios presionaban los míos. Lentamente sentí como me quitaba mi pantalón corto y bragas, y después, solo sentí que estaba en un mundo totalmente diferente.

Me penetró fuerte, haciendo que de mis labios saliera un gemido ahogado, no quería que alguien se preocupara de lo que sucedía, esto era diferente a otras veces que lo hice.

Sus manos me sujetaban fuerte contra la pared, para que no cayera y sus labios besaban cada parte de mi cuerpo que podía mientras me penetraba demasiado fuerte y duro.

Gemí exhausta de todo y besé su cuello.

—Me encantaría volver a repetir esto, nena—, susurró penetrándome por última vez.

Gemí de nuevo y se salió lentamente, casi torturándome.

Abrí los ojos y la luz había vuelto de nuevo. Con la mirada busqué mi ropa y al encontrarla al lado de una mesa, me acerqué a por ella.

Me la puse suspirando por toda la actividad de hace nada, fue increíble, la verdad...

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—Amelina, cuéntalo ya, estás demasiado rara y no sé, no se te ve la misma—, dijo Liss tirándome una almohada de la cama de Justin.

—Está bien... Cotilla—, le saqué la lengua y reímos—. Pues estaba en la cafetería para coger algo ya que tenía hambre y...—, levanté la mirada hacia la puerta y Justin nos miraba con el ceño fruncido.

—¿De qué hablan?—, sonrió pasando.

—Uhm, de nada importante...—, dije mirando a Liss de nuevo.

—¡Claro que es algo importante!—, exclamó cruzándose de brazos.

—¡Está bien!—, suspiré—. Follé, ¿contenta?—, mordí mi labio nerviosa.

—¿Con quién? ¿Cómo era? ¿Te gustó? ¿Lo hacía bien?—, preguntó sentándose en mi cama.

Dirigí mi mirada hacia Justin y luego a Liss.

—Pues no sé... Me pilló en la cocina y todo fue muy rápido... Sí, me gustó, lo hacía demasiado bien, diría yo—, lamí mis labios mirando mis uñas.

—Dios mío, Ameline, no sé qué haré contido. ¡¿Cómo follas con un tío al que no conoces?!—, gritó desesperada.

—Liss, cálmate, seguro que ella está nerviosa por eso también—, dijo Justin—. Ve a descansar y así mañana habláis, que necesito dormir, y si gritas cada segundo como que no voy a poder—, le sonrió y ella asintió.

—Mañana me lo dices todo, ¿entendido? Todo—, me amenazó y salió del cuarto cerrando la puerta.

Tragué saliva y miré a Justin, cual estaba ahora sentado en su cama.

—Gracias por la ayuda—, murmuré.

—No ha sido nada, ahora a dormir—, me miró y luego se acostó.

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Me giré en la cama, no podía dormir.

Suspiré y abrí los ojos. Miré hacia la cama de Justin y vi que estaba con el portátil y los cascos.

—Justin—, lo llamé y no contestó. Me levanté y me acerqué a su cama—. Oh Dios—, me puse las manos en la boca y me fui a mi cama.

Se quitó los cascos rápidamente y cerró el portátil.

—¿Qué demonios haces despierta?—, me miró incorporándose en la cama.

—Yo... lo siento... no quería...—, bajé la mirada.

Se levantó y se acercó a mi cama con el portátil y los cascos. Se puso a mi lado y encendió el portátil de nuevo. Me dio un casco y se puso el otro.

Me puse el otro casco y encendió el volumen. Se metió en la página en la que estaba y le dio al 'play' que salía.

Miré la pantalla y me empecé a morder el labio, por estar nerviosa y por no decir nada sobre lo que estábamos viendo.

Miré a Justin de reojo y sonrió de lado. Volví mi vista a la pantalla y un leve gemido salió de mis labios al ver como el chico le penetraba a la chica del vídeo.

Sentí la mano de Justin sobre mi pierna y mordí el interior de mi mejilla.

—Ven, siéntate—, apartó el portátil de sus piernas y en un movimiento rápido estaba puesta sobre él—. ¿Por qué no estabas dormida?—, susurró acariciando mi mejilla y acercándome a sus labios.

—Por... porque estaba pensando en... en lo que me pasó esta tarde—, le miré a los ojos.

—¿Y te gustó, nena?—, puso su mano sobre mi trasero y me apretó contra él.

—Ah... Sí... Quien haya sido el me lo hizo, lo hacía demasiado bien—, suspiré apoyando mi cabeza sobre su hombro, cerca de su cuello.

Me acerqué un poco y lo besé lentamente, mordiendo poco a poco. Un suspiro salió de sus labios y me apretó más contra él.

Estaba duro y lo sentía demasiado.

—¿Por qué no me follas tú a mí esta vez, muñeca?—, susurró en mi oído y mordió.

—¿Qué?

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Hoooooooli.

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Las quiero mucho.

G A M E S. {Justin Bieber} #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora