Imposible

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Corría todo lo que mis piernas me permitían, puesto que mis rodillas estaban temblando. No me podían atrapar, ya que si lo hacían, todo acabaría para mí.

En estos momentos un sentimiento se hacía presente en mi mente. Dolor. Éste se manifestó a través de gruesas gotas de agua salada surcando mis mejillas, repletas de pequeños raspones causados por el choque continúo de delgadas ramas de árboles contra mi rostro, al igual que mis brazos.

En otros momentos hubiera disfrutado el estar aquí, sin embargo sería un poco extraño el relajarse con "ellos" pisándote los talones.

Tropezé... Y caí. Maldición, ahora sí que no podría escapar. Me alarmé al escuchar pasos, y por mero instinto retrocedí aún en el suelo. En ése momento se me erizó la piel al escuchar una respiración en mi nuca. Todo se volvió negro.

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