Sueño

21 1 0
                                    

“Ya está saliendo el Sol. Todos comienzan a ocultarse. Todos nos refugiamos en la oscuridad o simplemente nos alejamos, para que ellos no nos vean. Los ríos, debajo de los puentes, en los drenajes, caminos apartados o ruinas son ahora nuestros hogares. Algunas familias deciden aferrarse al que es su hogar, sin importarles que comparten las mismas habitaciones con ellos, incluso el mismo aire.”
Siempre es lo mismo. Mi familia y yo nos encontrábamos en nuestro hogar, éramos de esos pocos que no renunciamos a lo nuestro, a pesar de que todo estuviera polvoso y viejo. No podía hacer nada para limpiar, con el tiempo deje de persistir. Nosotros no teníamos que compartir nuestra casa.
Llegaba el medio día, mis padres siempre decían lo mismo “No salgas de día hija, a esas horas se encuentran rondando, no queremos que te hagan daño”, pero siempre pensé que exageraban, por lo que podía ver nos encontrábamos muy lejos, con la más mínima posibilidad de vernos con ellos.
Después, ellos salían, eran muy sigilosos. Siempre pasaba por lo mismo: todo el día me encontraba debajo de la cama, oculta en el ropero, sentada en el ático jugando con mi muñeca de aserrín, o simplemente me acostaba en la tina de mi baño. También me acostumbre a eso.
Al atardecer volvían a casa. Siempre al llegar tomaban asiento, observando el hermoso paisaje por la ventana que no estaba cubierta de tablas,  por coincidencia ofrecía una vista al oeste. Bajaba para ver si eran ellos, tomaba asiento mientras comenzaban a contarme sobre los aulladores. Son como nosotros, con un aspecto muy extraño, se dedicaban a asustar otros seres.
Unas horas más tarde, mis padres volvieron a salir. Con el tiempo entendí que el propósito era cuidar la casa, también que ellos eran aulladores. Yo siempre hacia lo mismo, tomaba a mi muñeca, me sacudía mi vestido y salía al patio trasero para jugar. Era divertido correr mientras las luciérnagas salían. Justo cuando me disponía a entrar en casa, escuchaba a lo lejos un ruido horroroso.
Un rato después, entre los arbustos, unos seres extraños aparecieron. Vestían de diferente manera, pero tenían los mismos rasgos que mi padre, la misma estatura. “Bueno, vamos a comenzar la investigación… en 5, 4, 3, 2, 1… ¡Grabando! ¿Qué tal? Nos encontramos fuera de los límites municipales, esta vez traemos para ustedes una casa abandonada…” mientras hablaban yo me dirigía a la entrada discretamente. No dejaba que me vieran.
Al abrir la puerta, note que estaban volteando, entre rápidamente, se me cayó una medalla que traía en mi cuello. Creo que me puse tan nerviosa que cerré la puerta con mucha fuerza. “¡Corran! Seguro es algo” gritaron. Yo me asuste y subí las escaleras para evitar que notaran mi presencia. “Al observar todas las cosas que hay, podemos deducir que la casa esta recientemente abandonada, tenemos que investigar las habitaciones…” escuche.
No espere tanto para correr a mi habitación, y quedarme debajo de mi cama hasta que se fueran. Comencé a llorar, era tanta la impotencia que sentía, pero me calme al escuchar “¿Eso es una niña llorando? Creo que está arriba. Vamos a subir…”.
Cada paso que daban, cada escalón que subían me ponía más nerviosa. Abrazaba fuerte a mi muñeca. No quería que me encontraran.
Ya estaban frente a la habitación de mis padres. “Entraremos a uno de los cuartos, así encontraremos pruebas de que algo está en este lugar…”, al escuchar eso recordaba otra cosa que mis padres decían antes de irse por la noche, era que nunca por ningún motivo debía entrar a su habitación. Yo no quería que entraran, trataba de pensar en alguna forma de alejarlos, pero no tuve elección.
Comenzaron  a abrir, salí, me levante, me dirigí al pasillo con valentía. “Espera… escucho pasos…volteare… ¡¿Qué demonios es eso?!”. Cuando observe que dirigieron su mirada a mí, grite con todas mis fuerzas. “¡Corran! Larguémonos de aquí… ¡rápido!” fue lo último que escuche decir a los monstruos.
La tentación entro en mí. Me acercaba a la habitación de mis padres lentamente, en busca de aquello que impedía el acceso. En la parte derecha de la cama vi los restos de un hombre… era mi padre. Comencé a llorar, y por un momento lo mire con terror. El sonido de una gota que caía me distrajo, provenía del baño. Entre, observe cristales tirados en el piso, manchas rojas en las paredes, la tina llena de agua oscura. La cortina estaba entre cerrada, arrastre para ver si había otra cosa, así fue… Los restos de cuerpo de una mujer y una niña, la niña tenía una medalla… idéntica a la mía. Me quede inmóvil, hasta que sentí como me empujaron para tirarme a la tina.
Eso es lo único que recuerdo. Desde que tengo memoria sueño lo mismo, que soy el espíritu de una niña, la cual no sabe que está muerta, a la que sus “padres” la hacen ver que los humanos son los seres de los que se esconden. Aquel sueño se refiere a los fantasmas horrorosos y seres oscuros como “aulladores”. Antes no tenía explicación para esto, con el tiempo comencé a pensar que era un truco de mi mente, entonces decidí seguir la corriente al sueño y referirme a esos padres como mis “padres”, así deje de tener miedo.
Pero, hoy sucedió algo que cambio todo.
Al despertar, me dirigí a la cocina para tomar un vaso de agua, observe que mis padres entraron rápido al cuarto de mi hermano mayor. Me asome para ver qué pasaba… estaba en cama. En la habitación estaban mis papas, mi tío y sus amigos. Cuando pregunte qué había pasado sus amigos me dijeron que habían salido a media noche para realizar sus reportajes paranormales. Me acerque  junto a él, en su tocador estaba su cámara y una medalla… la misma medalla que veo en mi sueño eterno.
Creo que no necesito revisar la grabación, ya sé que fue lo que sucedió.

Sueño (Resubida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora