Noche

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Se deslizaba silencioso, en su automóvil, por la solitaria carretera. Los árboles se dibujaban con la luz y desaparecían en la oscuridad. El viento helado se colaba por la ventana, golpeando su rostro. La noche ocultaba lo que había más allá del horizonte. Su celular comenzó a sonar.  Bajó la mirada buscando el origen del sonido, no encontraba su celular. El automóvil dio una sacudida violenta, sin frenar siguió con su camino -malditos baches!- se dijo enfurecido continuando con la búsqueda de su celular.

Por fin  lo encontró, ya había dejado de sonar, molesto lo lanzó hacia el asiento trasero. Fijó la mirada en su camino, aún faltaba mucho para llegar a su destino, sólo escuchaba el suave deslizamiento de su automóvil por el asfalto. Escuchó un grito. Esta vez sí  disminuyó la velocidad. Giró su mirada hacia el espeso bosque, sólo escuchaba el silencio, se preguntó si no había sido su imaginación, depronto una luz golpeó su rostro, vio el resplandor salir del bosque, al mismo tiempo escuchaba otro grito, está vez lo escuchó claro: -Auxilio!- el grito desgarraba el silencio del bosque.

Detuvo su automóvil en la orilla del camino, y bajó para tratar de ayudar a aquella persona que se escuchaba tan afligida, se adentró al bosque caminado hacia la luz que antes le había golpeado en el rostro. Una linterna, pero no había nadie, sólo la linterna en el suelo. La cogió iluminado al rededor para buscar a aquella persona. No vio nada.

-Auxilio!!!- ésta vez el grito sonaba más lejos, más profundo en el bosque, y más lleno de angustia, como si fuese un llanto desgarrado. Ayudándose con la linterna empezó a caminar hacia aquel lugar de donde parecía provenir los gritos de auxilio -descuide, voy a ayudarlo!- gritó hacia la oscuridad tratando de obtener una respuesta para poder ubicar a la persona. Un viento helado hizo susurrar al bosque, fue su única respuesta.

Se detuvo. Reviso el lugar con la luz de la linterna, no veía nada, estaba confundido -Auxilio!!!- éste grito le helo la sangre, un escalofrío recorrió su espalda, la voz se escuchaba, una vez más, más lejana, perdida entre el bosque. Comenzó a correr, hacia la voz, o a hacia el lugar de donde parecía provenir. Llegó a la orilla de un río, el correr del agua se escuchaba tenue. En el reflejo del agua pudo apreciar la forma de la luna, redonda como un plato, se veía más grande de lo normal, y su oscuro color, una extraña combinación de colores entre amarillo, marrón y naranja le daba un aspecto extraño, como si el sol del atardecer saliera a media noche, de pronto se sintió afligido, debía regresar a su vehículo, llamaría a las autoridades desde su celular y ellas se encargarían de ayudar a quien quiera que estuviese gritando.

Empezó a adentrarse en el bosque de nuevo, de pronto un dolor se extendió desde su pierna hasta su cintura, se había doblado el tobillo causándole una caída, golpeando su cuerpo contra las piedras del bosque. Quedó inconsciente.

Despertó, la linterna había resbalando de su mano, se encontraba en la completa oscuridad, sólo la luz de la tetrica luna le permitía ver las silueta que las ramas de los bosques creaban, eso no le ayudó a calmarse. Quizo ponerse de pie, no pudo, como si su cuerpo se allace desconectado, no podía moverse, su corazón empezó a latir de prisa, el frío lo invadía. Escuchó el deslizamiento de otro vehículo, así que decidió gritar -Auxilio!!- gritó, el vehículo bajo la velocidad -Auxilio!!!- gritó con todas sus fuerzas, el vehículo se detuvo y alguien bajó de el. Todo quedó oscuro.

Despertó, una vez más, en una región diferente, no sabía cómo, pero se había movido del lugar en donde había caído, trato de moverse, no lo consiguió. A lo lejos observó como una figura recogía  la linterna que se le había caído, vio la luz buscándolo, decidió gritar una vez más: -Auxilio!!!- sus gritos empezaban a sonar más afligidos, su corazón empezaba a latir tan fuerte que creía que se le saldría del pecho, la figura giró la luz de la linterna hacia él, grito unas palabras que no pudo entender. La oscuridad volvió a invadirlo.

Despertó, una vez más se hallaba en un sitio diferente, ésta vez podía escuchar de nuevo a el río. Observo de nuevo la luz de la linterna buscándolo en lo lejos. El pánico inundó su cuerpo, no podía moverse, y no sabía lo que estaba pasando, el viento sopló moviendo las ramas de los árboles que parecían brazos con manos retorcidas, que arañaban la luz de aquella luna anormal. -Auxilio!!!- el grito brotó de su cuerpo, las lágrimas empezaban a resbalar por su rostro. Una vez más la luz le apuntó. Una vez más la oscuridad apagó todo.

El frío lo invadía de golpe, todo estaba oscuro, la superficie en la que estaba era dura, ya no estaba en el bosque. Ya no había luz de linterna, sólo la luna, colgada en medio del cielo. Expectante. La luz de aquella enfermiza luna iluminaba la carretera, en donde él yacía sin poder moverse, su corazón latía, tanto que le dolía. Recostado en la oscuridad, en el frío, en la muerte. Escucho un deslizamiento que se acercaba, quiso gritar, pero ya no brotaba ningún sonido, sólo sus lágrimas que resbalaban por su rostro.

Y lo vio, el vehículo que se acercaba rápido pero silencioso, y se vio a él mismo manejando, con la mirada perdida buscando algo. Un último intento por correr, por gritar, por hacer algo, nada, la luz se acercaba, un último latido, el frío se apagó de golpe.

-malditos baches!-

Camino oscuro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora