Una escena bastó, un breve instante fue suficiente para estremecer a un hombre cuya viva era la de cualquier otro oficinista, Theo Collins no era diferente al resto de sus compañeros, a sus 23 años solamente era uno de tantos empleados que laboraban en una compañía la cual pese a apenas haberse establecido ya contaba con una modesta fama. Keith Roswell es aquella existencia quien logró alzar una compañía a lo más alto, paso de ser un simple chiquillo salido de la universidad a un dotado empresario con ambiciones perfectamente definidas.
Sin embargo, algo siempre parecía atraer a la prensa, un rumor que siempre giro entorno a aquel joven de 25 años, y que Theo infortunadamente debió presenciar cuando su único objetivo era entregar unos reportes sobre las estadísticas de la empresa. Dejando los papeles sobre el suelo paso a retirarse velozmente antes que los individuos en el interior de la habitación lo notaran. Una vez estuvo devuelta en su escritorio prefirió intentar olvidar todo cuanto había visto ocupando su mente en capturar datos en su ordenador.
Al volver a casa permaneció unos instantes dentro de su vehículo, recuperando un poco la compostura decidió ingresar a su hogar—. Cariño, bienvenido —lo recibió su mujer con un dulce beso, solo cuando sintió el cálido calor hogareño fue que su mente finalmente dejo de darle vueltas a un asunto innecesario—. ¿Qué tal tu día?
—Bien... —no había necesidad de preocupar a su mujer con cosas sin sentido, ya suficiente tenía con su trabajo como maestra de preescolar, cuidar y enseñar a niños no era tarea fácil, y seguramente salía cansada—. ¿Qué tal tú, algún problema con tus pequeños estudiantes?
Theo y su esposa Ellen llevan un matrimonio que se encontraba próximo a su 4to aniversario, ambos se habían conocido durante la preparatoria y pese a haber estuvieron separados durante sus años universitarios eso no les fue un impedimento para enamorarse y decidir casarse cuando apenas tenía 19 años. Hablando sobre sus trabajos fue que la cena transcurrió, al llegar la hora de acostarse Theo recibió una llamada del jefe de su departamento quien le pregunto si había entregado los documentos, tras discutir unos asuntos más pudo dar por terminada la llamada.
—¿Ocurrió algo? —le pregunto su esposa preocupada al escucharlo soltar un pequeño suspiro.
—No, nada importante.
A la mañana siguiente Theo debió presentarse más temprano de lo usual a la oficina pues acompañaría a su jefe a una reunión importante a la cual asistirían los jefes de todos los departamentos y en la cual obviamente estaría presente Keith. Theo al ver al dueño de la compañía no pudo evitar pensar en la escena que había presenciado el día anterior, cuando su jefe se aproximó a hablar con el líder de la compañía intento en lo posible comportarse lo más educado posible y no pronunciar más cosas de las debidas.
Al empezar la reunión pudo notar como por momentos Keith le dirigía la mirada y le lanzaba discretas señales un tanto confusas. La reunión finalizo sin algún contratiempo, los presentes fueron abandonando la habitación satisfechos, cuando Theo y su jefe estaban por hacer lo mismo fueron detenidos.
—¿Sr. Keith, en que puedo ayudarlo? —preguntó el jefe de Theo con ánimos.
—¿Sería mucha molestia si me permite tener unas palabras con su asistente? —inquirió Keith con un semblante tranquilo, pero que de alguna forma puso nervioso a Theo. Sin embargo, el jefe de Theo no pudo leer ningún tipo de peligro en el ambiente. Quedándose solos un aura extraña empezó a hacerse notar, pero no se podía sentir peligro o algo parecido—. Así que, tu eres el conejo que vio al tigre comerse al ratón.
—¿P-Perdón?
—Ayer fuiste a dejar unos papeles a mi oficina y viste algo que no debiste.
—Se... se equivoca... yo no... ahhh —las palabras de Theo fueron interrumpidas cuando sintió una mano comenzaba a tocarle por sobre su pantalón—. ¿Q-Qué está haciendo? —apenas fue capaz de articular su pregunta, pues su voz se rompió al sentir como la mano de Keith le desabrochaba el pantalón y se deslizaba hacia su miembro empezando a masturbarlo.
—¿Pero que tenemos aquí? Parece que este conejito no es tan inocente como parece.
Theo sintiéndose sin fuerzas y presa del pánico vio como Keith lo recostaba sobre el escritorio y lo despojaba de sus pantalones junto a su bóxer, para acto seguido llevarse su miembro a la boca, sentir como la boca de Keith saboreaba su miembro como a una paleta no tardo mucho en hacerlo correrse. Al mirar a quien era el líder de la compañía quedo confundido ante la mirada de satisfacción que este tenía, pero cuando su mente logró procesar todo, la imagen de su esposa se hizo presente causándole una gran culpa.
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Hasta aquí llega el cap, espero les haya gustado.
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Nos escribimos y nos leemos en el próximo capítulo.
¡SAYONARA!
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Pecaminosa Tentación (YAOI-R18)
RomanceEn que momento me deje llevar por esta sensación. Esto que empezó como un inocente juego, que no tenía intenciones de ir más lejos, en principio solamente sería algo que dudaría poco tiempo y sin nada que perder. Entonces... ¿Por qué? Cambien el dul...