Oregon y Carolina del Sur, si mis padres me hubieran permitido elegir obviamente elegiría a Oregon mi ciudad natal, donde tengo absolutamente todo mi familia, mis amigos y aparte es donde hemos vivido toda la vida, pero no, no tengo derecho a elegir...
—¿Mamá, estas segura que tu amiga viene a recogernos?—Pregunto impaciente porque llevamos más de dos horas en el aeropuerto esperando a su amiga, que por lo visto creo es bastante irresponsable, además empiezo a impacientarme mucho más por el simple hecho de que ¡me hago pis¡
—Claro cariño, solo esperemos un poco más—dice mi madre, que por lo que veo esta muy tranquila.
—Claro Madre—Supongo que esperar un poco más no le hace mal a nadie ¡excepto a mi vejiga!
—¡Mira, Holly! Ahí vienen—Ahí Viene...
—Dios Mio, ¡MAMÁ!—No puedo creer lo que estoy viendo, una señora con cuatro perros y una joven como de mi edad con tres más.
—¡Holly! Hazme el favor de comportarte por favor—Creo que es imposible.
—Mamá, ¿estas segura que no viven en una perrera?—Pregunto en un susurro, y mi madre me responde con una mirada no muy linda.
—Hola Margaret, mucho tiempo sin vernos—Le dice la mujer a mi madre, la cual corresponde con un cálido abrazo.
—Si mucho tiempo, mira te presento a mi hija Holly, a mi esposo que ya conoces y a mi hija pequeña Sofía—Dice mi madre muy emocionada.
—Bueno ¡bienvenidos a columbia!, Halsey ven aquí ella es mi hija, halsey—Halsey se ve muy simpá....
—Hola soy Halsey, es un placer conocerlos, tu debes ser Holly cierto? Creo que seremos muy buenas amigas—Me toma de las manos y me mira con una sonrisa, que siendo sincera da un poco de miedo.
—Claro, ¿porque no?—Respondo igual de alegre que ella, mientras mis padres se ponen al día con su madre, ella me sigue hablando de su vida como si el mundo se acabará hoy.
—Creo que realmente mi vida va a cambiar—Digo en un susurro, que realmente no fue un susurro.
—¿Que dijiste?—me pregunta ella con cara de interrogación.
—Que realmente deseo llevarme muy bien contigo y tu madre—Digo siendo sincera.
—Yo igual lo deseo—Me dice con una sonrisa de oreja a oreja.
—chicas, vamonos—Dice mi madre, yo suspiro y no me queda más remedio que seguirlos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Holaaa, cabe recalcar que todos los derechos están reservados y bla bla bla.
