Juicio

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- Digamos que ella danzó mientras cantaba con gritos angelicales al dolor, al ritmo de la electricidad que recorría su cuerpo en una coreografía con pasos, que le acercaría cada vez más a la línea tan fina de la existencia (mi objetivo) donde con los brazos abiertos y en apenas media hora o un poco menos, la muerte la esperaría en aquella bañera.

Esa fue la declaración de la acusada que dejó a todos los allí presentes sin palabras. 

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