Rápido

2 1 0
                                    

Abro los ojos lentamente. Noto algo húmedo que cae por mi cara. No hace ni una mísera brisa.
Me incorporo. Veo una carretera solitaria. No escucho ningún coche.
¿Qué ha pasado?
Me toco la frente. Estoy sangrando, pero no me duele nada.
Veo que en mi muñeca hay un reloj con el cristal roto, ero aún funciona. Las agujas marca la 1:13 de la noche.
¿He tenido algún accidente?
No recuerdo mi nombre. Ni cuantos años tengo.
Estoy desconcertada.
Me pongo a un lado de la carretera, no quiero que un coche no me vea y me pase por encima como una hoja seca.
Tengo que buscar un teléfono para llamar a... Alguien.
¿Médicos? No recuerdo el número.
Empiezo a caminar. No se a donde voy.
El vestido de flores que llevo se mueve suavemente. Los tirantes están un poco flojos, pero no se cae.
Las bambas grises que llevo están muy desgastadas y un poco sucias.
No llevo nada encima con lo que me pueda identificar.
Espero que haya un restaurante o un motel cerca de aquí.

Cuando avancé un par de pasos escuché un motor de un coche por detrás de mí. Me giré y moví los brazos. El coche se detuvo y me deslumbró con las luces delanteras.
Un hombre vestido con un traje completamente blanco abrió la puerta  y se bajó.
-¿Necesita ayuda?
La voz era ronca, y lucía una barba oscura, al igual que su pelo. Al contrario que sus ojos, completamente azules.
-Emm... No recuerdo lo que ha pasado.
El hombre cerró la puerta y se acercó a mí.
Su mirada era pacífica e irradiaba algo misterioso.
-Necesito un teléfono.
-Está sangrando.
Del interior de la chaqueta sacó un pañuelo, también blanco con una estrella en un borde. Me lo extendió y rocé su cálida mano.
Me limpié la sangre de mi cabeza mientras me hablaba con una ataraxia que daba miedo.
-¿Como te llamas?
-No lo recuerdo.
-¿Has tenido algún accidente?
-No lo sé.
-¿No recuer...?
-Disculpa que sea tan descortés, pero no recuerdo nada acerca de mí antes de despertarme en esta carretera. Así que si me puedes llevar a algún hospital o a un bar, mejor.
Sin borrar la sonrisa de la cara señaló detrás mío. Me giré rápidamente y había un establecimiento con un cartel luminoso donde ponía '' JESS''
Eso antes no estaba allí.
Lo habría visto.
A lo mejor es un efecto secundario de haberse dado un golpe en la cabeza.
-Ahí tienes un lugar-me volví a mirarlo- te puedo invitar a comer. Supongo que no tendrás dinero, y debes estar famélica.
Subió al coche sin decir nada más, esperando a que le siguiera.
No sé qué era más extraño: que yo no recordará nada, o que el fuera tan natural y... Misterioso.
¿Sería él quien me hubiera provocado la amnesia?

Cuando Universo y yo nos conocimos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora