Única parte

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¿Estoy cayendo o siempre caí? Creo que sí, siempre caí, o al menos eso pienso en este instante.


Estoy cayendo, cayendo por este vacío interminable. Caigo porque no encuentro, o no entiendo a mis pensamientos. Como si yo sólo fuera consciente y mi subconsciente me dijera que debería hacer.


Mis pensamientos... mi mente atrapada por un humo denso de pensamientos desordenados, perdidos, abandonados o destruidos.


"¡Callate!, me canse de intentar entenderme!" Me empiezo a decir, porque me duele pensar. Vivo pensando. Pienso en todo, en como camino, en mi ropa, mi pelo y todo lo que mi cerebro le parezca incorrecto. El pensar en todo me cansó, no tenía ni tengo energía suficiente para estar pensando en todo, pero aun así lo hago porque tengo miedo de que me digan que algo estoy haciendo mal. Veo los ojos de las personas y parece que me critican. No quiero que me critiquen. Les tengo miedo a sus ojos, simplemente no puedo mirarlos, así que me alejo para no sufrir.


"¡Basta, la re puta madre!" Empiezo a gritarme (a mi cerebro, a mi subconsciente) con la esperanza de que termine esta tortura mental.


Al parecer mis deseos se cumplieron, deje de caer en ese pozo sin fondo y me choque con un suelo, un suelo cubierto con la nieve suave y fría que toda mi vida quise apreciar, pero ya no importa, sigo perdido en este limbo mental, uno del que no creo poder escapar.


Tengo que callar todos los pensamientos, tengo que caminar. Cuando empiezo, cada paso que doy es observado meticulosamente por mis ojos, no puedo errar. Cada paso erróneo es corregido, cada postura errónea es corregida. Cada vez que algo intenta llegar a mi mente, intentando hacerme recordar de mis errores pasados, lo apago.


Así camino, camino lo que me parece una eternidad, para al final darme cuenta que tan sólo fueron cinco pasos, cinco pasos y ya me estoy cansando. Siento que voy a explotar, me canso de pensar en todo. Estoy tan exhausto que no controlo mis pies y no puedo evitar que choquen. Caigo desplomado al suelo por el agotamiento.


"¡Por favor, por favor no pienses!" Digo sollozando. Aun así no lo consigo y comienzo a pensar. Antes de caer mis pies chocaron, y ahora... ahora estoy pensando, estoy pensándolo todo. Me siento violado, violado por mis pensamientos, por mis recuerdos, por mi cerebro. Me quedo desmayado, fuera de todo mi ser.


Y así estoy por un rato, pero, por alguna razón, vuelvo en mí... Puede haya pasado algo de tiempo o una eternidad, una eternidad muerto no me importa, o al menos no puedo quedarme a pensarlo.


El haber muerto un rato me renovó y consigo levantar la mirada. Miro a los alrededores y lo veo a él... "Mi ángel, mi arcángel"... "Mi ídolo y mi enemigo"... "Mi Némesis".


Yo lo creé. Era mi amigo imaginario (o lo es). Un aniquilador de sueños, o más bien, de esperanza. Consiguió ver mi inutilidad al intentar conseguir lo que quería y me propuso metas imposibles, con el discurso de que mejoraría, pero terminó siendo mi perdición. ¿Como creía que iba a poder lograr completar algo imposible? Pienso en eso y me repito "¡Tarado!" una y otra vez, pero ya era tarde, ya había caído. Caí una vez en ese dolor y no lo volvería a hacer. Así que por más que lo quiera, no podía quedarme.


Me levanté y corrí. Corría pensando que debía correr bien, corría pensando que no debía pensar. Lo logré hacer, pero no daba más de mí. Tenía que acabar con mis pensamientos si quería lograr pensar. Miré para todos lados y encontré el lugar perfecto, una montaña con la suficiente altura.


Salté y grité. Pensaba que era libre, que ya podía descansar.


Cayendo me siento feliz, cayendo lo voy a lograr. Sintiéndome contento me puedo relajar, ya nada importa, "Lo logré" pensaba. Ya nada faltaba. Empiezo a mirar hacia arriba, para despedirme de mis tormentos. Arriba estaba toda la gente que conocí antes de entrar a este limbo, mi amigo imaginario y un espejo. Es obvio lo que significa. "La gente" siempre fue la relación amor-odio que tuve con el mundo, "Mi amigo imaginario" fue todas mis grandes metas y mi ineptitud para realizarlas, y por último "El espejo", ni siquiera me tengo que esforzar para descifrarlo. Soy y fui la causa de todos mis males, me escondí atrás de una máscara, una de alguien interesante, una que no me pertenece. Mostrarme interesante e inteligente no sirvió, ¿de qué serviría mostrarme así si no lo soy? Soy raro, pero no es raro, todos son raros.


Creo que así termina mi historia, un tarado que se creyó más de lo que era y fracasó... ¿o no? El humo denso que cubría mi mente al fin desapareció. ¡Ya soy libre de entenderme, libre para poder después de tanto tiempo unir mi mente a mi subconsciente! Sin embargo, algo no encaja. Ya estaban conectados, no los uní. ¡¿Por qué?! Nunca sentí que mi subconsciente sea parte de mí, pero, ahora que lo siento... Ya no se que hacer.


Regularmente digo que mi mente esta destruida por culpa de la gente, que ellos dicen que puedo actuar como quiera, pero a la hora de la verdad, es mentira. Sin embargo, ahora, se no hay cosa más inquietante para descubrir que, ¡en realidad es culpa mía! La única persona que me impedía ser como quería ser, era yo. Ahora entiendo a mi amigo imaginario, no trataba de hacerme fracasar, con sus metas imposibles, él quería (o mejor dicho "yo quería") ayudarme a entender que mis grandes metas me iban a destruir, que tenia que aprender a apreciar cada paso que doy.


Al fin, comprendí a los demás, a mi subconsciente, y ahora puedo comprender el significado del espejo, no me muestra a mí como mal, sino como persona, como un ser que puede acertar y, sobre todo... errar. Siempre observando mis errores y nunca contemplando mis bondades.


Lo veo, voy a morir cuando toque suelo, eso no lo dudo, sin embargo, aun así me siento bien.


Empecé en este limbo mental cayendo muerto en vida, pero ahora, estoy cayendo vivo a punto de morir.


Vivo a punto de morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora