708 80 39
                                    

«Amar a alguien es decirle: no te morirás. »
- Gabriel Marcel.



El mundo está roto, pero no nos damos cuenta de ello hasta que nos cortamos con alguna de aquellas piezas filosas. ¿Es necesario dañarnos para lograr ver la realidad? No pensaba que la respuesta podría llegar a ser afirmativa, porque pensaba que vivía en la realidad y esa realidad era perfecta.

Pero la perfección no existe y aquellos que digan que si, viven bajo las sombras de las apariencias. Ignorantes.

Aunque no sería justo odiar un camino una vez hayas caminado más de la mitad de él ¿no? Y mucho menos si vivía viendo hacia arriba y no observaba lo que hay debajo. No podría hacer nada más que hundirse en su agonía y caer en una maraña de recuerdos, buenos y malos, no importa.

Aunque decirlo así hace más trágica de lo debido la situación.

No estaba dispuesto a hacer que se desangrara con él, no después de todos los problemas que ya tenía, de todo lo que lo aguantó, no podría ser injusto con él por mero egoísmo y no querer flaquear ante tantos vidrios, él no lo merecía.
Entonces cayó en la cuenta de lo bien que había vivido hasta ahora, ¿pudo haberlo apreciado más? Los días ahora parecían segundos, y que ironía, antes no se había detenido a verlo de ese modo, siempre vivió sin medir el tiempo, pues le parecía relativo y algo sin sentido. No parecía importante, tantas cosas no le eran de relevancia, ni el tiempo, ni el espacio, ni nada.

¿Por qué? Fácil, porque lo tenía a él a su lado y eso lo completaba, le robaba el tiempo y lo mantenía en un mundo aparte, en un cosmo diferente donde todo se resumía en la esencia de su ser.

No quería que cambiase nada en su vida, así todo estaba bien, todo fluía como debía fluir según él, todo era la nítida prueba de serena alegría.

Pero a pesar de ser dueños de nuestra vida, hay cosas que estan fuera del entendimiento humano, aquello que el hombre como tal no puede y jamás podrá comprender o alcanzar, aquello que yacía en un eterno retorno.

- Kuroo, es muy tarde -anunció con voz somnolienta desde el umbral de la puerta del living, acompañado de un felino igual de somnoliento sentado cerca de sus pies-.
- ¿Mh? Ah, lo lamento -dijo un tanto desconcertado con un libro en la mano-.
- Llevas tres horas allí, se te quemaran las pestañas -regañó fregandose uno de sus ojitos-.
- Si -rió quedo-, tal vez tengas razón. Es sólo que es bastante bueno -se quitó sus lentes de lectura y señaló el libro-
- Siempre dices eso, pero no te quedas tanto tiempo leyendo. Son las cuatro de la madrugada.
- Si, perdón, ya sabes, es nuevo y es interesante -colocó un señalador en la página en la que se había quedado, capítulo 1, línea tres-. Vamos a la cama -se levantó, dirigiéndose al más bajo-. ¿Tuviste pesadillas?
- ¿Por qué dices eso?
- Sólo te levantas a buscarme cuando tienes miedo -sonríe de medio lado con amabilidad-.
- ... No es cierto.
- Si lo es -rió mientras lo tomaba de la cintura y lo cargaba para luego dirigir sus pasos al cuarto-.
- No lo es.
- Si lo es.
- No.
- Si.

¿Tanto tiempo había pasado desde que se sentó a leer? Tal vez la inquietud en sus pensamientos no le dejaban estar conciente del tiempo, una vez más se había perdido sin dar importancia, pero generalmente sus pensamientos eran alegres, y las preocupaciones vagaban en ellos muy esporádicamente cuando estaba con un libro en la mano.

Rió para si, ¿quién le mandaba a comprarse un libro de Sartre luego de aquella consulta médica? Era un idiota literario, un romántico de lo existencial, pero un ignorante en lo suyo, ¿cómo podía pensar si consigo mismo vivía en un eterno deje? Sonaba hasta ridículo si así lo planteaba.

verum vale ✿ kurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora