Capítulo único.

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¿Por qué se ama? ¿Por qué alguien estaría dispuesto a solo ver un rostro? ¿Tener un solo pensamiento en la mente? ¿Querer pronunciar un solo nombre?

Después de presenciar la sepultura de la caja, me sacaron cargando del panteón, arrastrado no sólo por las manos que no entenderán nunca, sino también por el mar de penas que me atacaban.

Pasé los últimos cuatro años de mi vida a su lado, nunca creí que se pudiera amar tanto en la vida, que el corazón de un hombre estuviera hecho para sentir de un modo tan profundo.

Yo vivía por él, respiraba para él, hubiera preferido morir yo y que todo el esplendor de Jinhwan siguiera en el mundo por muchos años más. Pero un cruel destino me lo arrebato, con él se fue mi existencia, pues él era la vida misma.

Todos esos años disfruté de la ternura que poseían sus manos, de la suavidad de su piel, blanca como la esperanza que se tiene en el futuro, fui testigo de su florecer día con día, primero como amantes y luego como una pareja formal.

Siempre estaba tan dispuesto, era tan mío como yo lo era de él, fuimos los mejores amigos, los más pasionados amantes y los más fieles novios, porque Jinhwan era perfecto y por él yo también podía serlo.

El tiempo que estuve a su lado permití que gobernara mi vida con totalidad, yo era su cautivo, le entregué con todas sus letras mi libertad, pues confiaba en él como se confía de la madre. Él siempre veló por mí, me mantuvo caliente bajo su piel y aunque a veces parecía aburrido de mí, todo el tiempo tenía una maravillosa sonrisa que sólo yo tenía la dicha de disfrutar.

Nuestra historia fue la mejor de todas, el amor más genuino que jamás volverá a sentirse. El cruel destino se lo llevó a la muerte, arrojándolo fuera del mundo y de los brazos de la vida.

Él murió, no puedo entender ¿cómo pasó? Desde que se fue no entiendo nada.

Una noche llegó a casa empapado, pues afuera caía una torrencial lluvia, después de esa noche cayó en cama muy enfermo, tosía todo el tiempo, tosió por una semana. Lo vieron los médicos, le recetaron medicinas que le hacía beber, pero nada sirvió, su cuerpo estaba tan caliente que su piel exudada un calor demasiado intenso.

Hablaba con él y me contestaba apenas, no recuerdo de qué hablábamos, pues he olvidado todo acerca de su muerte. Una mañana simplemente murió, estaba a su lado cuando presencié el último hálito, pude escuchar la última vez que respiró, la vida salió de su interior.

Hasta que observé sus ojos vacios y sin brillo, comprendí que había muerto ¡Mi Jinhwan había muerto!

Al ser su única familia me consultaron acerca del entierro, sin embargo, no recuerdo si fue que hice algo para ayudar, estaba tan fuera de mí, me encontraba tan extraviado que no supe nada. Fui consciente cuando estaba en el cementerio, cuando el martillo selló la tapa del ataúd, cuando las personas lloraban alrededor.

Entonces pude comprender que su cuerpo ya estaba bajo la tierra, había sido enterrado ¡estaba enterrado! ¡La persona que más amé estaba enterrado! Jinhwan yacía bajo la tierra osada y oscura, que acompañaría su cuerpo por toda la eternidad. Salí corriendo del entierro, vagué por las calles por días, cuando estuve más lúcido emprendí un viaje.

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Regresé a Corea tiempo después, al estar de nuevo en nuestra casa, en nuestra cama, cerca de nuestros muebles, donde yace el último sentimiento de vida de una persona que ya murió. Estar en aquel lugar me sumergió en una nostalgia brutal, de pronto me sentí tan triste, tan roto, que apenas podía estar de pie por tan abrumador sufrimiento.

Le Mort. JunHwan- iKONWhere stories live. Discover now