Sex Instructor [Christopher Vélez y tú] |Proceso|

1

Deberías ir.

El arte del sexo.
La primera clase gratis.

Esas palabras retumbaban en mi mente, hace un par de días vi ese pedazo de papel tirado en el suelo es las frías calles de Portland.

—¿Entonces? ¿Me estas escuchando?.—preguntó seca mi mejor amiga.

—¿Ah?, claro.—le sonreí mientras tomaba la manzana verde.

—Supongo que no, bueno como te decía, el viernes hay fiesta en la casa de la pasiva y tal podríamos ir.—sonrió Kim.

—¡Oye!.—exclamó Erick tirándole papas fritas a su cara—. Te he dicho que no soy, pasiva.

—Si claro, y yo soy virgen.—escupió rodando los ojos Kim mientras yo me atragantaba con el pedazo de manzana.

—¿Pueden dejar de ser tan infantiles?.

—No.—respondieron al unisono.

—Ya veo por que no tienen pareja.—reí mientras me miraban con cara de pocos amigos.

—Lo dice la chica virgen.—murmuro Erick rodando los ojos.

—Lo dice el chico que esta loco por Joel Pimentel.—murmure sacándole la lengua.

—Hablando del rey de roma.—dijo Kim tomando su hamburguesa en manos.

—¡Hey Erick!.—le sonrió al ojíverde ya sonrojado, tomó asiento a su lado mientras yo los miraba atenta y Kim miraba en dirección a la mesa de los populares donde se encontraba Richard.—. Quería saber, si quieres ir al cine ¿quieres?.

Y las dos retrasadas nos atragantamos con nuestras comidas mientras el azabache nos miraba con cara de asesino.

(...)

Corrí más rápido, el perro de la vecina no me dejaría en paz y más el de la vecina de Kim, ella corría y reía como loca, fue mala idea juguetear con el perro por una maldita salchicha.

—¡Todo esto es tu culpa!.—grite molesta.

—¡Corre pendeja casi llegamos!.—grito riendo.

Llegamos a su casa y cerramos la puerta con seguro, recupere el aliento poco a poco mientras me apoyaba en mis piernas, estúpida Kim.

—¿Qué querías contarme?.—preguntó tumbandose en el sofá.

—Es que, hace un par de días. Recogí un papel donde decía que le enseñaban cosas del sexo y todo eso.—me sonroje por la cara pervertida de Kim—. Entonces, me llamo la atención.

Chilló.

—¡Por fin dejaras de ser virgen!.—exclamó y rápido le tape la boca.

—Cállate, pero si, tengo ganas de ir, pero no lo sé, no me comprendo.

—Deberías ir, así ya no serás la pura del salón.

///

LLEGUE YO
LA
DIVAZA ahre no.

Aquí el primer capítulo 💕
Voten por más!!! Bye bebés.