Capitulo I.

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Prov. Joshua.

Estaba sentado solo como siempre esperando a que mi padre llegara y entrara por esa puerta para abrazarme y darme amor paternal, pero como todos los días pasaba lo mismo, nunca entraba por esa maldita puerta y estaba solo todo el tiempo, a pesar de que esta era una gran mansión y contaba con exactamente diez sirvientas, Marina (jefa de sirvientas) y dos mayordomos (uno para mi padre y otro para mi), estaba muy solo.

Decidí salir por fin de casa, llevaba cuatro días encerrado en la mansión y a la hora de la comida, comía solo en el gran comedor, los sirvientes tenían prohibido comer en el comedor ya que era una mesa importada de Alemania, cuando agarré mi billetera (la cual traía suficiente dinero para divertirme esa noche) y mi celular. Sali de casa a escondidas ya que si me veía una sirvienta o mi mayordomo se lo contarían a mi padre y además de mandarme a la verga, me mandaría directamente a Alemania para estudiar en un internado donde estaba seguro de que serían más estricto conmigo ya que una vez me amenazó con mandarme ahí por sacar un nueve en inglés.

Cuando salí por una ventana que se encontraba en la estancia de mi padre, solo tenía que pasar por la entrada trasera que conectaba directamente con la gran playa que se encontraba atrás la mansión.

Todo mi plan funciono o al menos eso pensé ya que después de pasar la simple entrada de madera, me topé a Marina:

-Joven Joshua que hace aquí, debería de estar en cama dormido, ya pasan de las ocho y media- me dijo algo asustada - ¿paso algo malo? -

-No Marina, solo quería ya sabes salir un poco, llevo muchos días ahí adentro y de verdad siento que estoy encerrado en esa gran mansión- comencé a llorar -creí que salir a un lugar a divertirme me ayudaría un poco pero ahora todo se fue a la mierda-

Mariana me sonrió con algo de tristeza y seco mis lagrimas -no se preocupe joven Joshua, no le diré su padre, todos merecemos un poco de libertad -beso mi frente y limpio mis lagrimas con su dedo - ve a divertirte, en el centro de la ciudad hay un bar donde admiten a menores de edad, solo que es un bar un poco "especial"-

Me calme un poco y le di un gran abrazo a Marina, ella siempre ha sido como mi madre y a decir verdad era a la única que veía todos los días ya que le dije a mi mayordomo que solo me levantara para ir al colegio y me avisara para ir a comer o cenar y Marina pues ya tenía sesenta y dos años.

-Gracias Marina- le dije rompiendo el abrazo y secándome las lágrimas.

-No tienes que decirlo Joven Joshua- me miro y vio que iba bien vestido- te ves hermoso cuando te lo propones jijiji-

Me ruboricé pues a decir verdad siempre estaba en short y manga corta con unos simples huaraches y hoy me puse un pantalón de mezclilla ajustado, un polo y el collar de mi madre, un cuarzo en forma de lápiz (sin borrador) contado con una cadena de oro, ese collar fue lo último que me dio mi madre mi único recuerdo de ella...-Buen Marina te veo más tarde-

-No te preocupes si llegas muy tarde, dejare la puesta de atrás abierta y la de la cocina también para que entre con facilidad, además es viernes y sus lecciones de piano comienzan hasta las dos de la tarde- sin más que decir Marina entro en la casa no sin antes despedirse con la mano.

Después de darle la vuelta a la mansión encontré por fin la carretera y espere para tomar un taxi y que me llevara hasta el centro de la ciudad a el bar "especial", después de unos minutos llegue a el centro solo tenía que encontrar el famoso bar lo cual para mi sorpresa, a pesar de que era el centro de la cuida solo existían dos bares, uno para vaqueros y otro pos bueno para homosexuales, ahora entendía a lo que se refería Marina con lo de especial.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2018 ⏰

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