Fortuna Hundida

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Podía sentir como el indomable océano me arrastraba hacia sus profundidades, mi cuerpo se sentía frío, casi como si estuviera muerto, no podía moverme y hacía mi mayor esfuerzo por mantener presión sobre la herida de bala en mi brazo.

Aún podía divisar las llamas de mi barco en la superficie y pareciera como si aún escuchara la risa del maldito hijo de puta de Gangplank, el culpable de que en este momento me encuentre en mis últimos momentos, sin tripulación, sin embarcación y "cayendo" a una muerte segura.

Podía sentir el poco aire en mis pulmones quemarme por dentro y poco a poco la oscuridad se fue adueñando de mi visión, un par de burbujas lograron escapar de mis labios antes de que todo se volviera negro.

[....]

Mis pulmones se llenaron de aire inmediatamente, regresándome a la vida, ignorando a mi salvador, me volteé sobre la arena al momento en que una desagradable tos tomaba control sobre mi, todavía podía sentir el repugnante sabor a agua oceánica en mi boca.

- Ha pasado tiempo Sarah... - Esa voz... ese nombre... no puede ser...

Me volteé lentamente hacia la fuente de aquella voz e inmediatamente y sin poder controlarlo mis ojos se llenaron de lágrimas que rápidamente comenzaron a bajar por mis mejillas.

- No puede ser... ¿Realmente eres tú? - Extendí mi mano intentando tocarla, no era la primera vez que soñaba o tenía visiones sobre ella y siempre en el último instante despertaba en mi camarote sola, pero esta vez mi mano sí tomó contacto con aquella mujer - Por los océanos... - Tapé mi boca evitando un sollozo. La imponente mujer se acercó un poco y como si de aire se tratase me cargó en sus brazos con mucho cuidado, tomándome por debajo de las piernas y ubicando su otra mano en mi espalda tomando mi brazo.

- Sí Sarah, soy yo... hola - dijo mirándome sonriente mientras me acercaba más a su pecho para evitar que me cayera.

- ¿Hola? ¿Eso es todo lo que tienes que decir? - me enfadé, limpiando con brusquedad los restos de lágrimas de mis rostro - Bájame ahora mismo, no necesito tu ayuda, ja me - forcejeé con ella sin efecto, sus poderosos brazos apenas me permitían mover.

- Cálmate Sarah aún estas débil, duerme un poco y hablaremos luego lo prometo.

- ¡La última vez que te oí decir eso desapareciste por cinco años! - grité furiosa con nuevas lágrimas en los ojos que amenazaban con escaparse. 

Fue entonces cuando un punzante dolor de cabeza hizo que dejara de gritar y patalear, recordé mi herida de bala y casi inmediatamente comencé a sentir dolor en el brazo, probablemente había perdido mucha sangre y... otra vez oscuridad.

[....]

Abrí mis ojos con lentitud, ajustándolos a la tenue luz que llenaba la habitación, con esfuerzo me senté y observé mis alrededores. Me encontraba en una amplia cama, miré mi brazo el cual tenía un vendaje perfecto, el resto de la habitación se componía por un armario de madera robusto, un gran espejo en una de las paredes sobre el cual se encontraba una pintura con un gran Kraken en ella, posiblemente Nagakabouros y al lado de la cama una pequeña mesita de madera con un vaso de agua sobre ella.

Me estiré a tomar el vaso pero un repentino mareo me hizo retroceder y sostener mi cabeza con ambas manos, fue entonces cuando escuché voces al otro lado de la puerta y pude observar a dos sombras cruzar la luz por debajo de la misma, agudicé el oído intentando escuchar lo que estaban hablando.

- Descuida, no volverá a suceder, ya nos hemos hecho cargo de los piratas que asaltaron la costa, no volverán a ser un problema para el pueblo y tu familia - Podía reconocer con gran exactitud esa voz, grave y serena, sin duda era Illaoi, pero ¿con quién estaba? Juntando todas mis fuerzas conseguí levantarme de la cama y con cuidado caminar hasta la puerta, apoyándome en ella intentando escuchar un poco mas de la conversación.

Fortuna Hundida - Illaoi x Miss Fortune Donde viven las historias. Descúbrelo ahora