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Al día siguiente, todos bajaron del bus contentos y despampanantes de felicidad y euforia, pero ese no era el caso de Jimin.

Yoongi se había puesto unos jeans rotos, un corta vientos militar y sus botas.

Maldición, se veía tan jodidamente bien que Jimin solo quería empujarlo nuevamente hacia el bus y comerle la boca.

—¿Al final descubrieron que eran esos sonidos? —preguntó Yoongi con su típica voz ronca. Jimin enrojeció desviando la vista.

—No, Jungkook debió haber escuchado sonidos de afuera. —dijo Taehyung y el menor asintió.

—Oh, sí. Me parece lo más... lógico. —rió Yoongi y miró a Jimin de reojo con burla.

El menor decidió ir al baño que estaba cerca del escenario para mojar su cuello y calmar su calentura. Caminó a pasos rápidos y entró posándose frente al espejo.

—Cálmate, no puedes seguir como un adolescente hormonal. Eso ya pasó hace mucho. —se dijo a sí mismo mojando su cuello y parte de su blanca camisa, dejándola transparente.

Comenzaba a preocuparse. ¿Lo que sentía por Yoongi siquiera era normal? Él sabía que el que alguien lo pusiera era normal, pero era impresionante como se excitaba de sobremanera cada que Yoongi estaba cerca. Cada vez estaba más cerca de su límite y eso lo asustaba porque sabía que no aguantaría mucho más.

—Y tú, ¿descubriste los sonidos del bus anoche?

Se volteó rápidamente para encontrarse de frente con Yoongi, con tan solo unos centímetros separándolos. Él tenía puesta su característica sonrisa caliente.

—N-no hyung, yo estaba dormido... —susurró intimidado. Intentó pasar, pero el mayor no lo permitió.

—A mi me parece que sabes muy bien la respuesta, Jiminnie.

Jimin abrió la boca sorprendido y sus orejas y cara entera se tiñeron completamente de rojo. Sus ojos brillaron en vergüenza e intentó salir rápidamente del lugar, pero nuevamente Yoongi no lo permitió. El rubio lo tomó ágilmente del brazo y lo acorraló contra el lavamanos.

—Vamos, dame una explicación lógica y no le diré a nadie que te masturbabas a media noche. —murmuró sonriendo, pasando su dedo índice por mi mejilla.

—No, no, te juro que no es así-

—No se me puso la polla dura por nada, Jimin. Eres sexy intentando no gemir. —cada vez se acercaba más a sus labios.

Jimin sintió sus piernas flaquear y antes de que eso pasara, Yoongi tomó sus nalgas y lo sentó bruscamente en el lavamanos.

—H-hyung, por favor, no me haga esto... —susurró en un hilo de voz al sentir su cordura irse. Comenzaba a sentirse acalorado.

—Dímelo, Jimin. Dí que te pongo, y que cada vez que te masturbas piensas en como te follaría ese delicioso culo que tienes. Dímelo, necesito oírlo de tus labios. —tomó las manos del menor y las colocó en sus hombros.

No recibió respuestas. En cambio, lo único que recibió, fue el hambriento beso que Jimin le propinó. Tomó sus caderas y siguió los movimientos enseguida, metiendo su lengua sin permiso y recorriendo cada parte de su boca. Su experta lengua succionó la de Jimin y este sintió como su polla recibía un tirón.

—Me jode tanto que me calientes, Park. No tienes una idea de cuanto deseo azotarme contra ese culo. —habló mordiendo su cuello. Lamió a su gusto y dejó un húmedo beso.

—Oh Dios, sí. —jadeó Jimin. Ya no podía seguir negándolo; quería que Yoongi lo jodiera en ese mismo baño. Un polvo rápido.

—¿Eso es lo que quieres, bebé? ¿Lo deseas tanto como yo? —con la respiración agitada, comenzó a succionar fuertemente su cuello.

Jimin asintió embobado. Tiró su cabeza hacia atrás para darle más acceso y terminó gimiendo cuando Yoongi mordió parte de su clavícula.

—¿Quieres que te folle? —murmuró contra sus labios, sacando la lengua por un momento para quitar una gota de saliva que caía por los labios del menor.

Jimin estaba dispuesto a contestar, pero unos golpes en la puerta hizo que ambos se sobresaltaran.

—¡Yoongi! ¿Encontraste a Jimin? ¡Debemos salir en diez minutos y aún faltan ustedes dos por maquillarse! —la voz de Jin se oyó amortiguada por la puerta.

Yoongi rió ronco y Jimin quiso morir. Esa risa era simplemente erótica para él.

—Me parece que no ahora, bebé. —murmuró besando por última vez sus pomposos labios. —Vamos, salgamos de esta mierda, ya veremos que hacer.

Jimin asintió y se bajó del lavamanos para encaminarse a la puerta.

—Hey.

El menor volteó.

—¿Mh?

Sus nalgas fueron apretadas fuertemente otra vez. Jimin soltó un jadeo. Yoongi se separó con una sonrisa de satisfacción.

¿Qué tan loco podría estar alguien por otra persona?

Agust D | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora