U wanna ; dance? 『BangLo』

UNO

«Bailar es como soñar con los pies».
-Constanze.

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Cierro mis ojos y realizo varios movimientos de un lado a otro. Ladeo mi cuello. Estiro mis brazos. Doy un giro. Seguido un salto. Para finalizar, hago una vuelta más y me derrumbo con dramatismo sobre el pulcro suelo de madera, expresando que había acabado con mi resistencia física el día de hoy, así como con mi apasionada danza.

Me dedico a tomar un respiro mientras admiro, por un segundo, las luces blancas que iluminan por completo la vacía habitación de ensayos. Todos mis demás compañeros y colegas ya se habían marchado poco antes de que yo comenzara a improvisar la coreografía que hasta hace unos minutos había terminado.

—Si tan sólo tuviera el valor suficiente —O si tan sólo existiera algo de libertad para llevar a cabo mi deseado sueño en vida real—. Nah. Qué mas da.

Inhalo profundo y levanto mis párpados.

No me sorprendo ni un poco al darme cuenta de que ya me encontraba de vuelta en mi habitación, en este universo donde sólo existe el aburrido BAPO¹.

—¿Por qué mis sueños no duran toda la eternidad y me quedo viviendo en ellos? Ahí todo es nice, todos comparten mi misma alegría.

—Porque eso sólo pasaría si estuvieras muerto, JunHong.

—Eso sonó cruel, JunSeo. —Me quejé desanimado, girando mi rostro al lado izquierdo para observar a mi hermano mayor, el cual se encontraba haciendo lo mismo que yo desde su cama.

—Pero es la verdad. Hechos científicos lo afirman.

Suspiré y pestañé lentamente.
Tenía razón, no se equivocaba, pero debería dejarme vivir en mi mundo de ensueño un momento, ¿no?

Sí, soy un patético soñador.

—¿Hace cuánto llevas despierto? Específicamente, observándome.

Era mejor cambiar de tema a seguir reflexionando sobre este mundo tan injusto con un hermano que no comprende totalmente a lo que te refieres. No, y no porqué él sea tonto, es muy listo a decir verdad, pero no tiene los mismo intereses que yo. Los sueños, la fantasía donde todo es "perfecto".
Creo que se comprende a qué me refiero.

—Desde hace dos horas.

¿¡Tanto!?

—Tuve que levantarme al baño a orinar —dijo, explicando como si se hubiera dado cuenta de mi confusión e impresión por aquello; también, parecía decirlo como si se excusara—. Tú sabes que resiento el frío demasiado y mi vejiga, ¡uh!, mucho más.

Asentí.
Yo bien sé que tiene una vejiga del tamaño de una pasa y que a la mínima sensación de frío desactiva cualquier mecanismo de retención.

Atento, le seguí prestando mi atención, pues daba a entender que aún no acababa de darme sus razones.

—Y cuando volví a la cama, intenté volver a dormir. ¡Pero no pude! —Mostró una expresión de tristeza que convencía ser verdadero lo que decía, mientras se recostaba de lado, sobre su brazo—. Y tú empezaste a quejarte un poco, así que me quedé mirándote. Claramente soñabas algo lindo. ¡Sonreías como niño en navidad!

En mi mente se formó una auto-imagen que representara su descripción.

No, espera.
¿Yo hago expresiones cuando sueño?

De pronto me sentí bastante avergonzado. Tanto que juro sentir todo el rostro y las orejas tibias.

—Ah. —digo, disimulando que no me afectó, restándole importancia cuando claramente es todo lo contrario.