El Original

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Capitulo 1

-Liz me pones otra copa porfavor- decia Sean, mi mejor amigo desde la infancia.
-Claro- y le puse lo mismo de siempre, un wiski doble- ¿crees que hoy aparecerá?
-Estoy seguro, viene todos los días, a mi me da que le gustas- dice este dandome con el codo.
- Pero ¿ que dices?-me rei, esa posibilidad era remotamente imposible- creo que no soy su tipo.
-Entonces ¿porqué se te queda mirando todo el rato?
- No se me queda mirando- aunque sabía que no era cierto, más de una vez había intentado mirarlo y el simpre estaba atento a mi- además soy la unica camarera, es normal que me mire para pedir o para que le cobre.
- Ya, no intentes disimular que no estas loquita por él- se rio Sean- ¿Por qué no le pides el número?

En el momento en el que iba a contestar, el hombre misterioso entró por la puerta.

- Dejaló, ¿quieres?, acaba de entrar.- le dije a Sean y este simuló que cerraba su boca y tiraba la llave.

El hombre vino directamente a la barra y se sentó justo al lado de Sean. Allí estaba con su pelo rubio, sus ojos azules y su sonrisa de medio lado que me hacía perder la respiración.
-Un bourbon, porfavor.- pidió, como siempre, se lo serví con manos temblorosa y Sean casi se echa a reir, por lo que clavé mi mirada lo mas seria que pude en èl.
- Bueno, Liz, he oido que Alison da una fiesta el sábado por la noche, ¿vas a ir?- preguntó Sean alzando un poco la voz para asegurarse que el hombre misterioso se enteraba.
-No lo sé- seguí mirandole con ojos asesinos dandole a entender que daba por terminada la conversación. Llegaba la hora de cerrar y hasta Sean se había marchado pero el hombre aún no hacía ademan de irse. Mire nerviosa el reloj, las 22:10.
-¿Cuando sales, amor?- por un momento me quedé paralizada, jamás me había dirigido la palabra más que para pedir una copa.
-Eh... En realidad debería haber cerrado hace diez minutos.
-Lo siento, te estoy retrasando-me dijo sonriendo, casi me mareo porque había olvidado respirar. El hombre pagó la cuenta y se dirigió hasta la puerta, pero justo antes de salir se volvió.
-Deberías ir a la fiesta de tu amiga, nos vemos.- y acto seguido salió del bar. Yo me quedé alli plantada con la boca abierta y sin saber que hacer.

Cuando llegue a casa me tire el la cama. ¿Acaso aquel tipo extadamente sexy acababa de "invitarme" a una fiesta? Seguro que no, era imposible, o tal vez Sean tuviera razón...

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