Epílogo

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Querido Lucas,

Han pasado muchos años desde que descubrí la verdad sobre ti. A lo largo de este tiempo, he aprendido a vivir con la esquizofrenia y a enfrentar mis demonios internos con valentía. Quiero que sepas que gracias a ti, encontré la fortaleza para seguir adelante y aprender a amarme a mí misma.

Hoy escribo esta carta para decirte adiós. No es un adiós triste, sino un adiós lleno de gratitud y amor. Fuiste mi compañero en una etapa difícil de mi vida, un apoyo en momentos de soledad y confusión. A través de nuestras cartas, encontré la voz para expresar mis emociones y enfrentar mis miedos.

Ahora, mirando hacia atrás, sé que todo fue parte de mi proceso de sanación. Aprendí a abrazar cada parte de mí, incluso las que antes me asustaban. Descubrí la importancia de cuidarme y buscar ayuda cuando la necesitaba.

Quiero darte las gracias, Lucas, por haber sido mi amigo en un momento en que más lo necesitaba. Aunque nunca fuiste real, tu presencia en mi mente me ayudó a encontrar la fuerza que tenía dentro de mí. Aprendí a valorar cada pequeño paso que daba en mi camino hacia la recuperación.

Ahora me despido de ti, pero quiero que sepas que siempre te llevaré en mi corazón. Eres una parte importante de mi historia y siempre te recordaré con cariño.

Hoy, cierro el capítulo de nuestra historia, pero sé que el amor y la compasión que aprendí contigo serán una parte eterna de mi vida. Ahora estoy lista para seguir adelante, mirando hacia el futuro con esperanza y determinación.

Gracias, Lucas, por todo lo que fuiste para mí.

Con amor y gratitud,

Luna

Cartas A Mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora