El Mistetioso Chico

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Había pasado ya un año desde que había comenzado a vivir en casa de mis padres y de la muerte de mi abuelita, a pesar de que a veces la extrañaba demasiado, no me sentía del todo triste sabía que ella ya había pasado a una mejor vida y más me consolaba saber que sus últimos momentos habían sido a mi lado, sus últimas palabras fueron hacia mi y fueron, vive tu vida como si fuera el último día, disfruta del sol, de la lluvia, si vas a llorar llora hará que te canses y si ríes hazlo hasta que te caigas. Pero sobre todo cuando conozcas el amor, no dudes en disfrutarlo, cada detalle, cada momento.  Hasta ese entonces solo había conocido chicos, que solo me gustaban y salía con ellos solo por que yo también les gustaba, pero jamas había conocido a un chico como el.
No me fue difícil acoplarme a la nueva ciudad, además de que siempre fuy una chica sociable, hacer amigos era lo que menos me costaba.  A pesar de tener poco tiempo en este lugar, yo ya contaba con una aliada y gran  amiga, Delia ella es más alta  que yo,  parecía una modelo, piel blanca ojos grandes y de un verde esmeralda, cabello rojo y como toda chica pelirroja unas cuantas pequitas adornaban su rostro, a pesar de ser muy bonita, ella era reservada, casi no hablaba mucho por esa misma razón yo era la que tenía más amigos que ella. Y yo era literal lo contrario a ella, bajita, delgada, pero no una top model, eso sí me encanta vestirme bien, muy coqueta y siempre cambiar de peinado, a lo que mi cabello me ayudaba ya que lo tenia hasta media espalda, me maquillaba dándole realse a mis ojos almendrados color verdes con unos destellos de gris,  tenia unos labios pequeños pero gruesos, en forma de corazón, y siempre lucían humectados.

Pero más que arreglarnos, más que una noche de chicas lo que más nos gustaba era ir a jugar fútbol, el cual aparte de disfrutarlo mucho, nos hizo hacer más amigos.
Entrenabamos cada tercer día y todos los viernes por la tarde teníamos partido, al salir nos juntábamos e íbamos a una fuente de sodas que se encontraba por el centro del pueblo. Como mencioné no era un pueblo grande. El templo era el centro de la plaza y en su grande atrio tenía un quiosco estilo francés, formados de ocho pedestales, en cada pedestal dos lámparas cilíndricas, que permiten alumbrar toda la plaza. La fuente de sodas estaba en la centro comercial que quedaba a una cuadra de la plaza, principal, y antes de llegar siempre hechabamos un vistazo a las tiendas de ropa, cuando no teníamos partido Dalia y yo nos íbamos como con tres horas de anticipación para merodear más tranquilamente, había días que comprábamos ropa y había otros días que comprábamos accesorios.

Dalia y yo hacíamos lo mismo todos los viernes, jamas nos habíamos quedado más tiempo en el campo para ver jugar a otros equipos. Un día e tre la platica, y las risas se nos fue el tiempo, en eso vimos que llegó otro aquipo al campo y comenzaron a calentar como todos los demás equipos, su uniforme era llamativo e inusual para ser un equipo de hombres, la camisa era color rosa fluorescente, short blanco y medias blancas. Al verlos por obvias razones, nos llamaron mucho la atencion, así que decidimos quedarnos un rato más. El partido comenzó, iban contra un equipo que tenía una historia de rivalidad con nuestros mejores amigos, Los guapos, aunque en su equipo si había algunos jugadores que le hacían honor a su nombre la, ya que casi la mayoría eran altos, de cuerpo atlético y siempre con su corte de cabello a la moda, aun así todos eran u os fanfarrónes, y para mi gusto muy metrosexuales.
El partido comenzó, la noche ya se hacía presente, pero las luces del campo iluminaban perfectamente la cara de todos los jugadores, y de entre todos ellos, lo vi, un chico alto, delgado, muy buenas piernas, moreno, pero no un un moreno cualquiera, su piel parecía bronceada como si todos los días se pusiera bajo el sol el tiempo suficiente para lucir así, todo parecía perfecto en el, jamás había conocido a un chico que me dejara, así de anonadada al verlo, para mi todos eran iguales; pero el no, en especial su sonrisa, han escuchado el término, parece que se ríe con los ojos, pues él lo hacía, cuando sonreía sus ojos se iluminaban, y se reía con ellos.
Me quedé durante toda la primera mitad entre más lo veía, más me enamoraba como una tonta, y para mi eso era peligroso, jamás me había pasado, yo era de esas chicas que sabía tratar a los chicos por igual y jamas titubeaba al hablar, ya que no causaban nada en mi, pero con él, no sabía cómo reacciónaria. Le hice saber a Dalia, que ese chico me había gustado mucho, así que entendió porque nos quedábamos más tiempo, os demás chicos, querían seguir con la tradición de salir e ir a la fue te de sodas, pero nosotras les dijimos y con vencimos que se quedarán para ver perder a Los guapos, todos accedieron, así que comenzamos a hechar les porras al equipo del chico que me había gustado, cada finta que Los guapos se creían, lo festejabamos con un ole, sin mencionar que los goles los festejabamos con mucha euforia, y los goles anotados por Los guapos, ¡que solo fueron dos! los abucheabamos. Decidimos animarlos aún más con porras, y le preguntanos al asistente que llevaba en marcador del partido, el nombre de ese equipo, a lo que nos respondió - Manchester.
Sabíamos que no tenía nada que ver el nombre con ese uniforme tan original, pensarlo nos causaba risa, pero en fin comenzamos a elogiar "MANCHESTER, MANCHESTER" al grado de llamar aún más la atención de ambos equipos Los guapos se veían ya molestos por la cituacion y los del Manchester comenzaron a voltear nos a ver y festejar con nosotros los goles y jugadas, el chico que me había gustado también volteaba y nos sonreía, pero a todos en general. Su posición era Medio, así que estaba subiendo de delantero y bajando de defensa durante todo el partido, aún no sabía bien su nombre por que entre tantos que se escuchaban no lo distinguía, hasta que en una jugada donde se llevó casi a todos los jugadores del centro del campo hacia la portería, metió un gol, todos gritamos, el se acerco a nosotros y movió la malla festejando casi se colgaba de ella, en ese momento por fin me miro y se dio cuanta de mi existencia, sus ojos eran  brillantes de color  casi negro, otro integrante de su equipo se arrimo y le dijo -pinche Daniel te la bolaste, con esa jugada. A los cinco minutos después de eso, el árbitro dio el silbatazo final, y yo sabía que todos los jugadores saldrían. Así que decidimos irnos, yo no quería, irme sin saber el nombre de mi jugador estrella, pero no teníamos más escusas para quedarnos, íbamos todos caminando hacia la salida, cuando uno del equipo Manchester, nos alcanzó y nos dijo - ey chicos, ya se van, porque no se quedan para festejar con nosotros, esas porras estuvieron de poca madre, y nos animaron aún más.-
Todos nos volteamos a ver y decidimos quedarnos un rato más. Nos sentamos en las mesas que tiene la cooperativa dentro del campo, no eran como las del centro comercial, solo eran mesas blancas de platico con sillas blancas también con respaldo para espalda y brazos, al sentarnos Dalia me hizo el comentario, de que de esa manera iva a por fin conocer al chico de mis sueños, todos los jugadores llegaron, incluso Daniel quien estaba sentado justo al frente de mi. Al parecer ellos eran un poco más grandes que todos nosotros, pues pidieron una ronda de cervezas, a diferencia de nosotros que solo pedíamos refrescos o capuchinos. Nos invitaron cerveza, casi todos mis amigos les haceptar una pero Dalia y yo la rechazamos, ya que eramos menores de edad. Pero ellos entendieron y respetaron nuestra decisión. Ese primer encuentro no fue como me lo esperaba, la música de la bocina estaba algo fuerte así que no podíamos escuchar lo que a la distancia nos trataban de decir así que en un momento dado, Daniel se hacerco, con la cerveza en la mano y me dijo - gustas yo invito-
Yo lo mire a los ojos y le conteste - no gracias no bebo cerveza- al ver esto el se hacerco a mi oreja y me dijo - que lastima, solo es para divertirse mejor y relajarse - a mi me sorprendió su comentario, así que con la mirada fija en el le hice ja ja señal con el dedo índice que se hacercara, nuevamente se inclino y ahora yo le hable al oído y le dije - no necesito ninguna cerveza para divertirme, si tu si la necesitas, lastima pir ti.- vi la e presionen su cara, de que le había dado mucha risa mi comentario, me callo tan mal, pensé no puede ser, Daniel es de esos chicos con aire de que nadie los merece, su manera de caminar como si el mundo fuera de él, me callo super mal pero esa mirada intensa sentía que me desarmaba, por más seguridad que yo mostraba al estar frente a él, no podía evitar sentirme intimidada, aún así su actitud hizo que me molestara mucho. Quise solo levantarme e irme, pero eso solo le demostraría que era una persona que no soportaba una situación así, así que solo fingi que no me importo su comentario. Le dije lo que me habia dicho Daniel, a Dalia le sorprendió mucho que se comportará así, a lo que me contesto - ¿y ni si quiera se presento? O ¿te pregunto tu nombre? O ¡algo!- a mi me dio algo de risa ver su cara de angustia aun más que la mía y continuó hablando ahora algo molesta conmigo - no te rías Melissa, que no te había gustado Daniel- a mi aun se me hacía graciosa su cara pero ya no quise reírme, porque se molestaría más conmigo, y solo le contesté. - si me gusta mucho, pero es un creído, que siente que todas mueren por el y harán todo lo que el les diga y yo no voy a dejar que se salga con la suya, así que lo mejor es que me haga la interesante ahora yo también aunque me cueste trabajo por que ese chico me encanta.

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⏰ Última actualización: Dec 22, 2018 ⏰

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