Fuertes golpes en la puerta me despertaron, mire el reloj, eran las 5 de la tarde, hora en la cual mi pequeña privacidad terminaba los días sábados
- Nathalie abre – se escuchaba tras la puerta, seguido de desesperados golpes en la misma.
- Me estoy muriendo Nikoletha, no me jodas la vida ahora – refunfuñe mientras el dolor se volvía a apoderar de mi.
- Abre si no quieres que tumbe la puerta y te mate a gritos
- Cállate – dije mientras hacia un intento muy torpe de levantarme para abrir la puerta.
Tras lograrlo entra mi hermana con rapidez dejando todo tirado a su paso.
- Mi madre me dijo que llegaste esta mañana, te gozaste la noche, eh? – dijo moviendo repetidamente las cejas, cosa que odiaba con mi ser y ella lo sabia
- Si, lo de todos los viernes, solo que esta vez se me paso la hora, igualmente después de las 2 fuimos a la casa de Jonathan, pero no me acuerdo casi de nada
- Dios Nathalie, estas acabando con tu vida y de paso con la nuestra- dijo prácticamente en un susurro que yo sencillamente omití.
A eso de las 8 iba llegando mi madre, no supe el motivo de la hora de llegada, ya que generalmente es a las 6.
- Empaca tus cosas en una maleta – dijo entrando seriamente a mi habitación
- ¿Nos vamos de viaje? – cuestiono mi hermana, haciéndome creer que no sabia nada
- Solo se ira Nathalie – respondió sin remordimiento alguno de su preciada decisión, mientras la sonrisa en la cara de Nikoletha desaparecía
- ¿Me vas a... botar a la calle como si nada? – dije atónita, pero ocultando mucho de lo que sentía
- No, eso sería ayudarte a que seas más prostituta de lo que ya eres, solo iras a un internado de monjas.
Mi mundo estaba pasando despacio, como si todo estuviera en cámara lenta, me fije muy bien en su rostro, decepcionado, cansado, podría incluso decir que destruido, tenía una mancha de rímel bajo los ojos, había estado llorando, de repente un sentimiento de culpa me invadió, todo eso en menos de un minuto. Vi a mi hermana, lagrimas rodaban por su rostro, pero no tristeza, ella solo esperaba el momento de que esto sucediera, demostrando la complicidad en la situación. Nikoletha lo sabía todo.
Totalmente en silencio empecé a guardar mis cosas mientras lagrimas salían de mis ojos, pensé en todo lo que había hecho, no me arrepentía, no sentía culpa y sencillamente no sabía porque lloraba, me sentía débil, cuando nunca lo había sido.
Cuando llego el momento, cruce la puerta de mi casa, mi madre manejaba el auto mientras yo reflexionaba en la parte trasera que sería de mi siendo monja....
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I N T E R N A D A
Short StoryNathalie era una chica que disfrutaba a lo loco su adolescencia hasta que un día de la noche a la mañana su madre decide que su vida cambie totalmente, es así como nuestra protagonista deberá ser un total ángel si quiere salir de allí.