fantasy.

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La mente puede crear un mundo propio, donde nos adentramos en ello y no queremos salir. O así ve Taehyung los sueños. Es capaz de imaginarse lo que más desea o simplemente es un recuerdo que su mente revive. Pero para él no es así, es algo más que deseo, porque él mismo ha logrado crear a un ser llamativo, a un chico digno de su amor. Literalmente, el chico de sus sueños.

Cada que duerme, automáticamente aparece el chico de piel pálida con cabellos castaños y uno que otro mechón casi anaranjado en un paisaje cálido y romántico, acostado en el suelo que es decorado por brillantes flores de colores que iluminan su belleza y sus pestañas resaltan al tener sus párpados cerrados. Pero sólo a él puede verlo, a nadie más.

Lo que más duele saber es que es sólo una obra que su cabeza creó, una obra preciosa, porque él es así. Y recuerda haber escuchado su propio nombre salir de esos pequeños labios. La voz más perfecta que ha escuchado. Pero le parece algo irreal, una increíble fantasía.

En sus sueños jamás ha podido hablarle, porque nisiquiera se ve a sí mismo, pero espera que pronto pueda ser así, espera que pueda sentir la textura de ese príncipe que tanto desea. E incluso quiere creer que sí existe, y que por arte de magia lograría toparse con él.

Nuevamente llega a casa con todo el cansancio que el trabajo le causa, pero no debería quejarse, pues de ahí logra sobrevivir estando solo en casa. Caminó hasta las escaleras en donde subió casi arrastrando sus pies, sus párpados pesan hasta casi cerrarse.

Entró con débiles fuerzas al baño, abrió la llave para que su tina se llenara y salió de allí. En lo que caminaba hasta su habitación, se dio palmadas en la cara con tal de no quedarse dormido en pleno pasillo. Aunque ya quería dormir, porque presiente que regresará ese chico a sus sueños, y piensa que pasará algo mejor que sólo verle caminar entre las plantas que le rodean.

Una vez llegó a la habitación, buscó su pijama en su armario y volvió a salir de allí sin nada más que hacer. Y regresó al baño, se deshizo cuanto antes de sus prendas y las dejó en un cesto con ropa sucia, luego lo llevaría a una lavandería. Cerró la llave y entró a la tina, el agua provocó que su cuerpo se erizara mas no evitó que se metiera allí.

Y comenzó a pasar la esponja en todo su cuerpo, llenó de jabón sus hombros, el largo de sus brazos y por su pecho también. Pero se sentía extraño ahora, y ya sabía el porqué. Gracias a ese chico, ha tenido la necesidad de meterse junto a él al agua, y que ésta quede en su cuerpo y brille no tanto como él lo hace naturalmente. Y si es posible, bañarse junto a él, cubriendo su cuerpo con capas del aroma del producto que usa, porque así podría pasar sus manos por toda esa carne que seguro se debe sentir como la más liviana y blanca seda: muy suave al tacto.

Necesitaba sentirlo, y sobre todo llenar de besos ese cuello que no deja de llamar la atención. Quería que fuera real, anhelaba que fuera así, haría lo que fuera por buscarle, recorrería cualquier parte del mundo si llega a saber de su real existencia.

Lleno de shampoo su mano y la fue pasando suavemente por su cabello, cerrando sus ojos para evitar que el producto tocara a éstos. Desea algún día tocar su cabello, masajear toda su cabeza a la vez que sus labios se juntan y juegan entre ellas. Desea que, mientras acaricia ese cabello castaño, pueda entrelazar esa pequeña mano con la suya, y junten sus frentes manteniendo sus ojos cerrados.

Con el agua comenzó a quitarse cualquier rastro de shampoo o jabón, desde su cabeza, pasando por su rostro, cuello, torso y finalizar hasta sus largas piernas. Una vez terminado, se estiró un poco para alcanzar su toalla, salió de la tina y secó primero su cabello, y luego todo su cuerpo completo. Tomó su pijama y se vistió con ella antes de salir del baño.

¿Por qué pensaba en él? Ni siquiera puede confirmar su existencia real como para hacerlo, ¿no? Sin embargo, él mismo quiere aceptar que sí lo es.

Regresó su camino hasta su habitación y se tumbó a la cama, el agua no logró quitar su cansancio, era imposible hacerlo. Apagó su lámpara y se acomodó mejor bajo sus sábanas color crema, abrazando una almohada como si fuera el chico castañito que lo vuelve loco. Y fue cosa de segundos para que pudiera caer en los brazos de Morfeo.

Y ahí lo ve una vez más, aunque esta vez está ocultándose detrás de un roble, pero Taehyung puede alcanzar a ver esa sonrisa que llega a enamorarlo, y también visualiza sus ojitos levemente cerrados con una que otras arruguitas a un lado de estos. Sólo podía verlo desde para arriba, pues lo que quería era jugar, eso lo notó.

—Sígueme —susurró el chico—, estaba esperándote —siguió sonriendo con tanta emoción y lo perdió de vista.

Pero ahora es diferente, Taehyung podía verse en su mismo sueño, y no dudó más para empezar a correr hacia el chico. Lo mejor de todo es que no es complicado, porque gracias a la curiosa pero tierna risa podía saber hacia dónde partía.

Se volvió a esconder detrás de otro árbol, y lo descubrió al ver la blanca y holgada camiseta que llevaba conjugando con sólo un corto short que dejaba ver sus apetecibles piernas a la vista. Se acercó a pasos lentos hacia el árbol con una sonrisa en el rostro. Éste podía ser el momento para tocarlo por una vez.
Fue al otro extremo del tronco y lo vio allí, acostado en el anaranjado pasto que combinaba con sus mechas en ese castaño cabello, uno de sus brazos se encontraba en su estómago mientras el otro estaba en su frente. Sus ojos estaban cerrados pero sus labios permanecían entreabiertos.

¿Estaba provocándole?

Taehyung no pudo evitar mirarle por completo, pero se detuvo en sus piernas que estaban completamente desnudas. Regresó su vista hasta su rostro y, sin contenerse, se posicionó encima de él evitando colocar su peso en el delicado ser, en un inesperado movimiento fue Taehyung quien ya estaba debajo del castaño.

Taehyung pudo sentir la pequeña cintura del castaño debajo de esa camiseta blanca, y podía sentir la cómoda textura que el chico tenía.

—¿Cómo te llamas? —le miró a los ojos, y pudo notar que éstos eran grises y brillantes.

—Jungkook —mencionó acercando su rostro al de Taehyung.

El de tez canela no se contuvo más y tomó las mejillas coloradas de Jungkook entre sus manos y acercó más su rostro al suyo para lograr besar esos labios que tanto había deseado probar. Y lo hizo lento, besó con suavidad esos finos labios con tal de degustarlo y memorizar la suavidad de la carne en sus labios. Y Jungkook no se apartó, llevó sus manos a las muñecas de Taehyung y las agarró sin hacer demasiada presión, porque no quería hacerlo despertar.

Taehyung aprovechó a hacer lo que tanto fantaseaba, sólo con una mano quiso dar masajes en su cabeza con tranquilidad sin despegarse un segundo de esos rosados labios, aunque ahora estaba seguro de que estaban rojizos.

Jungkook jadeba entre besos porque el también había deseado sentir las caricias de Taehyung, también quería sentir su cuerpo pegado al suyo en medio del beso que tanto quería experimentar.

Se separaron sin razón alguna, y Taehyung pudo ver cierta tristeza en la mirada del castaño. Acarició su mejilla y besó la comisura de sus labios una vez más. Jungkook sonrió con un dolor en su pecho al saber que era momento de irse, y Taehyung ya lo había notado.

—¿Prometes seguir apareciendo en mis sueños?

—No dejes de pensar en mí si quieres permanecer a mi lado.

fantasy. taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora