1: Segunda vida nueva.

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Miré a mi alrededor. Una casa vacía de muebles, de cuadros, de fotos, de sueños y de recuerdos. Coloqué mis cosas en la habitación que me correspondía, pues debía compartir el piso con una desconocida porque no tenía suficiente dinero y pagar un piso entre dos es mucho más barato. En esos momentos debía ser fuerte y valerme por mí misma, ya tenía edad suficiente como para andarme con tonterías. Ya había hecho la idiota los anteriores años, pero no tenía que pensar en los anteriores años, solo en este. Borrón y segunda vida nueva.

No sabía cuántas veces iba a cambiar de vida, pero esperaba que esta fuera la última. Iba a evitar las malas compañías y las malas decisiones a toda costa. El piso nuevo no era muy grande y el baño era compartido, así que tenía que hablar con la chica para ver cómo nos distribuíamos los armarios y las horas de ducha. Siempre he sido una chica muy metódica y controladora. Por lo tanto, fui a hablar con mi compañera de piso, que en ese momento se encontraba en el gran caos que era su habitación.

-Ehm... Hola, tenemos que hablar.

-Ay, no ¿me vas a dejar? -se rió- Vale, era broma. Primero habrá que presentarnos, ¿no? Me llamo Isabelle, pero puedes llamarme Izzy, como en Cazadores de Sombras.

-Vale, Izzy, encantada, yo soy America, pero me puedes llamar Mer, como en La Selección, o Mare, como en Maravilloso Desastre.

-Me quedo con Mer -dijo levantando los brazos y agitando las manos- Bien, ¿de qué tenemos que hablar?

-El baño. Como hay que compartirlo quería saber cómo vamos a dividir los armarios para cada una y cómo vamos a distribuir los horarios de ducha. Me ducho por la mañana y por la noche.

-¡Vaya! Una chica ordenada... Vale, me ducharé a las siete de la mañana porque estoy acostumbrada a hacerlo antes de ir a la universidad, aunque estemos en vacaciones. Tardo mucho, para tu información. Las demás horas son todas tuyas.

-Bien. ¿Y los armarios?

-Coloca tus cosas y me quedo lo que sobre. Soy una chica simple, ya ves.

Y desordenada. También era muy desordenada. Volví a mi cuarto y cogí mi cepillo de dientes, mi peine, y todos los utensilios, cremas, pastas de dientes y cosas que tenían que ir en el baño. Las coloqué en un armario que estaba a la derecha del espejo. Luego me cambié de ropa en mi habitación y, sin avisar a Izzy porque no pensé que hiciera falta, salí a dar un paseo por mi nueva vida.

Los parques en esa ciudad eran muy bonitos y las personas que paseaban por ellos eran tranquilas. Justo lo que buscaba para inspirarme en el libro que quería escribir. Iba a empezar a estudiar Filología Hispánica, ya había probado Artes, pero no me gustaban del todo. Así que iba a probar esta nueva carrera porque desde pequeña me había gustado escribir, eso, desgraciadamente, no hacía que escribiera bien. ¿Por qué me gustaba escribir si no lo hacía bien? Porque sí, supongo.

Al final seguí caminando por los alrededores de mi piso nuevo, ya que, si andaba más lejos, me perdería, sin haber escrito nada. Estaba muy frustrada y no me di cuenta de que cada vez me alejaba más manzanas de mi piso, hasta que me paré en una cafetería que no había visto antes. Me empecé a poner nerviosa, pero me tragué las emociones y entré a la cafetería para pedirme algo.

Me senté en una mesa al fondo y pronto me llevaron mi almuerzo que consistía en unas pastitas y un batido de chocolate. Siempre he odiado el café, pero me gustan las cafeterías porque el olor del café sí me gusta y normalmente los batidos, si los venden, están muy buenos. Tardé mucho rato en terminarme las pastas, porque yo soy así, tardo mucho en comer y poco en ducharme. Cuando terminé estaba nerviosa porque no sabría encontrar mi piso y me daba vergüenza pedirle a alguien que me explicara como llegar a mi propio piso.

Salí de la cafetería con la esperanza de que si giraba en algunas calles encontraría algún sitio que me sonara. Pero en vez de eso me encontré con la última persona que esperaba ver en el resto de mi vida. Iba bastante tapado, de manera que la gente no le reconociera porque últimamente se había hecho muy famoso, pero a mí nunca se me habría olvidado su forma de caminar. Él era único y era lo único que quise en mi primera vida.

Me di la vuelta porque por nada del mundo iba a volver a ninguna de mis anteriores vidas ni a la gente con la que las compartí. Pero era demasiado tarde, él ya me había visto y su voz me paralizó por completo, le había cambiado muchísimo, pero ahí seguía el rastro de la voz que tanto me gustaba escuchar.

-Ami... America.

Me giré hacia él y clavé mis pupilas en sus gafas de sol. No sabía cuánto daño le hice en el pasado, pero ahora se veía reflejado en lo poco que podía ver de sus ojos a través de los espesos cristales. Aun con esa tristeza, parecía feliz de haberme encontrado de nuevo, y pensé que yo también debía estar feliz, pero no lo estaba para nada. Solo quería huir como la cobarde que era. Podía cambiar de vida, pero en todas salía huyendo del sentimiento que compartí con el chico al que ahora miraba.

-Luke.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2020 ⏰

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Amnesia (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora