Vivíamos en Seattle, él era genial, me llenaba. Sabéis? Dicen que hace millones de años estrellas, rocas, asteroides... Todas esas cosas se juntaron y crearon nuestro planeta, la Tierra. Igual que con los humanos, nuestrxs padres se juntaron y nosotrxs, la tierra, fuimos creadxs. Algunxs nacemos con almas gemelas... Sí, esas que aparecen en los cuentos de hadas, pero en la realidad, lo malo, es que puedes perder a tu alma gemela, y cuando la pierdes, pierdes la tuya propia... Yo he perdido la mía... Y nunca más volverá...
Él era rubio, pelo de oro. Sus ojos eran diamantes, brillando como el sol. Sí, tenían luz propia, tan solo de abrirlos iluminaba la sala por muy oscura que fuera. Pero no solo sus ojos lo hacían, su alma lo hacía. Él lo hacía. Y su voz... Su voz fue increíble, una voz tranquila, dulce, hipnotizante... La única voz que me deja... Dejaba en calma... ¿Su nombre? Kurt, Kurt Cobain.
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Y yo... Yo era... Soy un chico normal, moreno, ojos marrones, pero por alguna razón él me amaba... Kurt me amaba. Lo peor de todo fue cuando se fue, mi mundo no tenia sentido, yo era joven, y tuve que madurar de la noche a la mañana... La musica que me había gustado desde hace mucho ya no tenía sentido. Conducí, conducí mucho, el coche y yo eramos uno. Pero tenía que seguir con mi vida, me casé e incluso tuve hijxs. Pero nada fue igual, nada sera igual, por qué sin él mi alma se murió.
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