Ella

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- 6:00 am 

La misma hora de los ultimos años de su existencia, era su primer día de secundario, uno de mujeres, se sentía más devastada aún, quedaba solo a la espalda del trabajo de su madre, pero, lejos de casa.Como cada mañana, su madre la despertaba cantando alegre no era que no le gustara si no que ella jamás había tenido la energía ni el buen humor de su madre al despertar, si sus abuelos tuvieron gallos de alarma, ella tenía la alegre voz cantarina de su madre, un tanto desafinada.

-Buenos días, no preguntaré cómo amaneciste tu cara lo grita, levantate ganale a la pereza hija sabes que debes bañarte a esta hora porque tomas demasiado tiempo y luego peleas con tu hermano, así que vamos, arriba! Mientras volvía a cantar en dirección a la cocina.

Darse un baño con agua fría era su martirio diario, su madre era una especie de ambientalista debota del ahorro que quiere salvar el planeta y su bolsillo, mientrás su familia sufría en silencio.

Desayunar no era muy agradable tampoco la comida distaba mucho de un manjar que premiara su valentía luego de haber superado el baño, en lo que recordaba, jamás era algo "normal", hoy eran rodajas de platano, una taza de leche de soja y dos cucharadas de avena cruda, sin azúcar.

 ¿Por qué? Porque su madre quería sacrificar a todos con su estilo de vida sano, porque el azúcar es un veneno que daña el organismo, causante de enfermedades y más etc, en el fondo sospechaba que era también porque su madre no sabía cocinar y no tenía tiempo para hacer nada elaborado, así que entendía, pero, era mucho pedir cereal y leche de vaca. 

Salir de casa y llegar hasta la parada de autobus más próxima, que de proxima no tenía nada, era otra historia.

Su madre siempre había sido una persona con gracia con una energía y actitud que la dejaban a ella como una anciana de 11 años. Era casi humillante como aquella mujer de 50 rebosaba juventud, y no perdía oportunidad en estamparselo en la cara.

- Siempre estás detrás mio, mira estoy corriendo más rápido qué tu, te llevo más de 30 años. ¿No te da vergüenza siendo tan joven?

- Mamá jamás seré atlética como tu, siento que soy más pesada que una tonelada de titanio a esta hora de la mañana- gruñó. Y corrección es más de 40 años.

~Señoraaaa no le quite años a su vida... intentando cantar apasionada fracasando patéticamente quedando sin aire por el esfuerzo.

-Un momento, dejame aquí, ve sin mi, madre, moriré aquí mientrás tu sigues brillando a tus 50 y algo.

- Será que dejas mi edad en paz niña malcriada, o te quedas sin dinero hoy-Amenazandola de manera divertida.

- Vale, que nadie ha dicho nada, llegamos tarde mamá, a correr!

Autobus lleno, gente apretada, horrible siempre, su padre tenía un auto pero al parecer nunca tenía tiempo, envidiaba a su hermano que estudiaba a solo 15 min de casa, pero era el último año de su hermano allí y su madre quería tener a su niña cerca ya que estaba creciendo.


Como todo primer día todas se presentaban, era horrible, rodeada solo de chicas, ya le era díficil hacer amigas, en su anterior escuela en los 6 años solo tuvo dos y las extrañaba horrores, las chicas de este nuevo lugar parecían más desarroladas que ella, jamás se había sentido tan enana, era la menor de todas, se sentía sola y frustrada, cómo se supone que tenga su primer amor, su primer novio en medio de tantas niñas más llamativas que ella, y sin ningún chico a la vista, era desolador.

Al parecer casi todas ya se conocían así que se quedó en su rincón sin intentar nada, el recreo se la pasó leyendo, era lo unico bueno de estar sola nadie la interrumpiría. La salida fue lo mejor, estaba sintiendose algo adolorida, fue un alivio al fin salir de ese mar de uniformes grises que la mareaban, sin ganas avanzaba arrastrando los pies, es que este día se sentía más agotada que de costumbre, tanto que tropezó tontamente cayendo de rodillas, sus anteojos volaron a unos pasos y para colmo de males cuando intentaba recogerlas. Cragh-

-Ahhhh ¿Esas fueron mis gafas?

- No te ví!  un joven gritaba mientras seguía corriendo.

No solo le había hecho añicos los anteojos si no que también le recordaba lo enana que era, total ni siquiera podría reconocerlo, sin sus gafas veía un carajo.

-El mejor primer día de la vida, de la historia!

Ya que no veía bien se guió por los colores del edificio donde trabajaba su madre uno de sus lugares favoritos, olor a comida, tenía un talento innato para encontrar comida, la cafetería del edificio de su madre era lo mejor de sus días, cada día un almuerzo diferente con comida normal, ah era la gloria, su madre no podía obligar a las camareras, que eran amigas suyas, servirle comida baja en grasa, sin sal y eso que siempre tenía en casa,  ya que el menú era el mismo para todos, y los horarios le hacían imposible almorzar junto a su hija para comprobar que comiera a su gusto. 

-Aquí no tienes poder mamá- esa era su pequeña y hermosa felicidad.

El dolor persistia ahora más agudo, al ir al baño pudo ver cual era la razón, estaba sangrando. Su madre le había hablado de que eso era normal en las niñas cuando crecían para ser mujercitas y que no se asustara, ella había leído al respecto también, aunque su madre empezó a los 14 y ella recién tenía 11. Escuchó que alguien entraba...

-¿Hola? Disculpe podría llamar a la Señora Min y decirle que su hija de casi 12 ya es al fin toda una señorita? Ah y una toalla de esas que se usan también por favor, gracias. 

- Ya no más una niña, una chica madura y en pleno desarrollo sobretodo, sentada en el retrete de un baño de oficina, casual, todo bien.










Don't say my nameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora