Cameron

#1

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Y....listo, puede empezar señor will -decía un hombre de cabello rubio, con unas gafas de marco fino y de un color que se parecía a un gris bastante claro, acto seguido enciende una grabadora

-se escucha un suspiro-...emm...Hola, bien supongo que primero debo presentarme, mi nombre es Tomas Will , estoy viviendo en este momento en londres y....- da un bufo algo frustrado -en fin empezaré de una vez con esto...paso hace ya unos años...

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-Vamos apresurate, a este paso de caracol no llegaremos a tiempo- dijo deteniendose en una esquina para luego voltearse para mirar al pequeño de pelo negro intenso que contrastaban con los claros ojos marones que tenía

-ya voy, ya voy... Estoy muy cansado~-

-que triste~...pero ya enserio nos van a cerrar la entrada, tenemos que llagar a tiempo o si no el señor luie nos regañara de nuevo...-

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-Éramos niños en ese entonces, recuerdo que estabamos caminando hacía la escuela, vivíamos relativamente cerca a si que casi siempre caminábamos juntos.-

--Su nombre era Cameron un chico pelirrojo y grandes ojos de un color algo amarillento, tez blanca, su rostro tenía varias pecas, repartidas en partes de su nariz y mejillas, como si fuera la misma noche llena de estellas, era delgado, siempre lo fue la verdad, su personalidad siempre era de alguien alegre y positivo, era de ese tipo de personas que casi nunca los ves con expresión triste o molesta, siempre estaba con una sonrisa, aquélla sonrisa, tan blanca como perlas que iluminaban a cualquiera.--

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da un suspiro para luego ir hacía el de cabellos azabache, toma el ante brazo de este para empezar a avanzar mas rápido "arrastrándole" con el

-Te dije que ya voy, solo necesito un pequeño descanso~- se queja, "dejandose llevar" por el pelirrojo, vio que este da una pequeña risita, le había dado algo de gracia la queja del azabache, con solo notar eso infla las mejillas entre cerrando sus ojos, mirando a Cameron algo molesto, aunque la verdad eso de enojarse nunca duraba mucho tiempo, al menos asi era casi siempre

Luego de un rato ambos pequeños llegaron a las grandes puertas del establecimiento, por poco se quedan fuera, al estar dentro se dirigieron directamente a su aula, entraron encontradose con el profesor empezando la clase que al notar la presidencia de ambos los envió a cada uno a su pupitre correspondiente, que por cierto quedaban separados, unos en el rincón donde solo se encontraba la pared, mientras que el otro estaba adelanté de la fila contraria junto a la ventana que daba vista hacia donde se encontraba el gimnasio.

Pasaron las horas hasta que por fin tocaron la campana para salir, los estudiantes salieron rápidamente, nuevamente ambos niños se juntaron en la salida del aula para acto seguido caminar juntos hasta a la banca de siempre, donde no hacían mas que sentarse y hablar de cualquier tontería.