Only Angel

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SeokJin podía tener a cualquier chica que quisiera a sus pies, lo supo desde que era apenas un niño y todas las pequeñas de su instituto se peleaban a gritos sobre quien merecía ser la novia del adorable castaño de uniforme impecable y perfecto rostro.

También se mantuvo así durante la secundaria, época en la que tuvo su primer noviazgo a la corta edad de trece años, de entre todas las chicas del lugar, daba igual quien le gustara, nunca era rechazado. Durante esos tres años, solo había tenido dos novias formales pero un sinfín de chicas a las cuales había besado y ¿para qué mentir? También había colado sus traviesas e inquitas manos bajo las faldas de esas niñas que no eran tan inocentes como aparentaban.

Reafirmó su popularidad en la preparatoria, y si bien sus relaciones iban más un poco más en serio no tuvo una nada más. Incluso cuando se mantenía soltero no era como si no hubiera una larga fila de muchachas esperando porque SeokJin al menos se encerrara en los baños para besarlas apasionadamente, sin compromisos, sin necesidad de hablar. Si alguien le gustaba, lo obtenía.

Aquello le ocasionó una suspensión y la pérdida de todo un año escolar cuando fue descubierto en el patio trasero con las manos dentro del brassier de una prefecta que no había podido resistirse a los encantos del popular Kim.

Pero cuando estaba a unos días de graduarse e ingresar a la universidad, en los pasillos de la escuela, sus ojos se posaron en una persona que nunca había visto ahí antes, probablemente se trataba de alguien que iba de nuevo ingreso para el siguiente ciclo escolar en el cual él ya no estaría más por aquel sitio.

Un joven moreno, alto, vistiendo ropas holgadas y con anteojos que enmarcaban una mirada concetrada, estaba sentado en el piso, organizando un montón de papeles y con unos enormes audífonos de diadema colocados sobre su cabeza. A pesar de su estatura, bastaba con mirar sus facciones joviales para saber que no pasaba de los dieciséis años.

SeokJin nunca se había sentido atraído por un hombre. Nunca. Jamás.

Ni siquiera le pasó por la cabeza aceptar la insinuación de su amigo Mark de probar si le gustaba; Jin estaba seguro de su fascinación por las chicas hermosas, o bueno, lo estaba hasta que el joven frente a él elevó su mirada, encontrándose con la suya.

Y que mirada tan bonita, intensa, interesante se había cruzado. Una mirada que calificaría también de dulce.

Maldición, SeokJin sabía que si alguien le interesaba tenía que obtenerle, pero ¿qué pasaba si sentía un repentino interés por alguien de su mismo sexo? Nunca se había planteado que haría ante tal situación, por lo que su mejor opción fue la de huir y comenzar a debatir consigo mismo en casa sobre qué haría si una situación como esa volvía a atravesarse. Eso debía hacer, luego se acostaría con alguna universitaria en la primera semana, estaba seguro de ello, y entonces dicho evento quedaría en el olvido.

O al menos eso pensó que ocurriría.

El fin de semana después de aquel incómodo flechazo, SeokJin había tenido varios sueños húmedos y gracias a su maravillosa capacidad de recordar los rostros que se topaba todos los días, eran sueños vívidos en los que el moreno se encontraba debajo de su cuerpo, suplicando por más.

Joder, él era tres años mayor si acaso, pero se sentía como un jodido subnormal al no poder evitar encontrarse soñando con ello, y por consiguiente, pensarlo durante todo el día al grado de que en su primer día de universidad ni siquiera había tenido tiempo de encontrar a la chica que fuera su primer objetivo.

—Oye, SeokJin —le llamó un día su hermano, un día en que ambos estaban a punto de comer pizza precocida debido a la ausencia de sus padres, y aunque SeokJin tenía una gran habilidad para cocinar, en esa ocasión no se encontraba de humor — ¿solo compraste una pizza?

Only Angel  -  [JinNam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora