[012]

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El fin de semana templado y agradable finalmente llega. Han pasado diez días desde que Louis decidió escapar de casa y hasta ahora se ha sentido con un poco más de confianza. Durante su corta estadía, han hecho hasta lo imposible por hacer sentir al castaño parte de su propia familia, un gesto increíblemente amable y grato de su parte.

Y fue precisamente por ello que Liam no tomó una réplica negativa como respuesta en cuanto le propuso salir con Meredith, Janice y él a un parque de diversiones cercano. De hecho, logró convencerlo debido a su excelente habilidad persuasiva después de dos días seguidos, y claro que también con un poco de ayuda de parte de su hija —en defensa de Louis, nadie jamás podría resistirse a esos ojos grandes y brillantes—. Louis terminó por ceder a su petición no muy convencido.

Pero todo, hasta ese momento, parecía marchar a la perfección. Habían decidido visitar el área de juegos infantiles para que la niña, quien parecía estar realmente emocionada al respecto, se divirtiera y tal vez olvidara la idea que propuso en el camino al parque. 

Y Louis realmente la pasa bien. Después de mucho tiempo finalmente puede salir a divertirse, a reír con fuerza sin sentir pena y pegar pequeños saltitos para hacer evidente su alegría, como un niño pequeño. Ha lanzado dardos en un juego de tiro al blanco y ganó un pequeño peluche de cerdito que le regaló a Meredith, y minutos posteriores a eso formó un equipo con ella para vencer a Liam y Janice en un juego de carritos chocones

Y claro que todo, aparentemente, tiene un lado negativo. O al menos el simple hecho de tener la sospecha de que algo malo o desagradable pasará se había hecho común en su vida. Como justo ahora.

El pánico invade el trémulo cuerpo de Louis en cuestión de segundos. Comienza a temblar con ligereza; sus movimientos trémulos se asemejan al baile de las hojas verdes de los árboles debido a una ventolina, aunque él sintiera como si un vendaval violento lo estuviera moviendo de lado a lado. Y esto se debe simplemente a la idea inocente de Meredith de subir a una atracción rápida y alta: una montaña rusa. Desde luego que el montón de atracciones a los que se subió no lograron que ella se deshiciera de aquella propuesta.

 "Yo creo que paso." Louis murmura, arrugando su nariz. La niña se aferra al brazo de Janice al instante para tirar de ella con suavidad y encaminarla a la corta fila que las personas hacen, esperando su turno para subir al juego. Liam lo mira con pena y les dedica una mirada de complicidad a las mujeres.

"No hay problema, yo puedo subirme con Meredith." Janice responde con fingida valentía. La pareja masculina asiente y observa cómo el par camina con rapidez y diversión. 

El breve silencio incómodo que se instala es rápidamente reemplazado por la solícita voz de Liam. "Así que no eres muy fanático de las atracciones fuertes, ¿eh?" Bromea. Louis suelta una lacónica risa y mueve su mano con suavidad.

"¿Puedes culparme? Quedé traumatizado de por vida la única vez que me he subido a una de esas cosas. Todos mis amigos se mantuvieron aterrorizándome, montando un par de historias falsas donde la gente que las montaba salía gravemente herida. Incluso cuando eso no pasa, me quedé con la idea de que en cuanto tome asiento algo malo va a suceder."  Resume con una mezcolanza de diversión y bochorno. Liam ríe también y alcanza a negar repetidas veces, incrédulo.

"Tampoco soy muy fanático de estos juegos, me dan pánico las alturas." Simplifica, y Louis le mira perplejo.

"Haber dicho eso lo habría hecho menos vergonzoso. Ahora estoy apenado." Louis se sonroja hasta las orejas sin dejar de sonreír contra la palma de su mano. 

"Para nada." Se limita a responder. Sin despegar la vista de su hija, continúa farfullando. "Meredith siempre ha sido así de intrépida y valiente. Nada de estas cosas le atemoriza un ápice. Supongo que lo heredó de su madre."      

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