𝓝𝓲𝓰𝓱𝓽𝓶𝓪𝓻𝓮𝓼

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Un Hashirama exahusto vagaba por las calles de la aldea de la hoja, buscando y rebuscando a alguien en particular. Sin exito en su búsqueda decidió dejar atrás aquella fatídica actividad. Tenía muchas dudas, y todas eran sobre lo mismo, "Madara y el valle del fin".

Pensativo,la palabra correcta para describir su estado de animo en las últimas semanas luego de "eso", y esa mañana,no sería diferente.Siguió caminando.
Pero algo lo hizo frenar en seco.

Allí Estaba frente a Él, el único que podía decirle "todo va a estar bien, idiota" y sabría que podía confiar más en ésas palabras que en un te amo...o eso había sido en el pasado
—¡Hey!, Hokage-sama.— decía un aldeano, aunque su voz no fue oída, su cabeza estaba en otro lugar, y su centro de atención era otro.
—Lo siento—musitó, sin siquiera mirarlo
—.estoy algo ocupado— finalizó para luego empezar a caminar entre la gente para llegar hasta él, hasta sus brazos, hasta sus pesadillas. Lo necesitaba, y lo quería.
Al terminar de atravesar a la multitud, no logró enfocarlo en su campo de visión, por lo que trató de sentir su chakra, tampoco obtuvo resultados.
Él no estaba, se había ido otra vez. Su mente comenzó a trabajar; tal vez no quiso verlo y por eso se fué, o quizás nunca estuvo allí; y es que, en el fondo, sabía que era así y debía acostumbrarse. Sintió como su pecho se oprimía, y siguió por su sendero, correcto y aparentando ser sincero.

Caminó y caminó inconscientemente, sin un rumbo fijo, hasta que levantó la mirada y se topó con un lugar especial que había visitado acompañado hace 3 semanas atrás, donde se sitúa su pesadilla y donde esta tambien se volvió real; El Valle del Fin.

Mientras Hashirama observaba la magnitud de las estatuas enfrentadas pensaba mucho en algo. En Ellos. En Él.
Era el recuerdo mas vivo que tenía de su amado. No, miente; es el único recuerdo que le quedaba de él.

Se sentó en el borde del acantilado, al filo del abismo empírico; esperando por alguien que nunca aparecería, que a su lado jamás volvería.
—Madara...—soltó suspirandole con dolor insoportable al viento, cerrando los ojos, recordándole todo y esperando a que el viento se llevara todo sobre su lomo.

Recuerda y revive, abre las heridas que aún no cierran y cierra sus ojos, dispuesto a ver el escenario del desastroso acontecimiento de nuevo en su imaginación, ver proyectada en su retina la escena dónde la penumbra aborda y desborda su lumínica vida; la escena dónde el caos los domina y los quiebra para dejarle el trabajo medio listo a la odiosa y envidiosa muerte, quien los separa.

Hashirama trataba de controlar la furia del kyuubi quien había sido invocado por su amigo de la infancia, y también...su amante.

No hacían falta las palabras para demostrar nada, solo sus miradas recelosas a la idea de apartarse, incluso cuando estaban matandose el uno al otro, definiendo . Unallena de dolor, y la otra de odio. Una completamente manchada de sangre derramada hace tiempo, incapaz de volver a ver el amanecer como un día que puede ser mejor que el anterior. Y la otra con su mirada siempre en el presente, en el futuro, en el progreso y en que todo lo que había sucedido, era un pasado ya superado, que la vida seguía.
A los ojos de su oponente, Hashirama era un ingenuo, que tenía sueños de un niño pequeño que no conoce el verdadero rostro de la realidad, un niño que soñaba con la paz del mundo, algo imposible de conseguir, según el Uchiha, quien en realidad, sólo estaba sentido de recordar que, a diferencia del Senju, él lo había perdido absolutamente todo.

Luego de una ardua pelea mortal para Madara, Hashirama cayó de rodillas frente al cuerpo de su amigo y amado.
—Hashirama...—susurró débil el Uchiha, extendiendo su brazo hasta la mejilla de lo único que se esforzaba en mostrarle que el mundo era mejor de lo que él creía
—gracias...mi...amor—dijo en un susurro casi inaudible para el contrario.
—Madara...—murmuró el Senju al tiempo que acunó el cuerpo ahora sin vida de su amado entre sus brazos. Acarició su cabello mojado, contempló unos segundos sus facciones y sus ojos sin vida mientras lagrimas salvajes se le escapaban, y finalmente lo levanto para llevarlo consigo hacia su Hogar... Hogar, que palabra aquella...

Nightmares (One-shot HashiMada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora