Narra Víctor:
Todavía no podía creerlo. Acababa de hacer la mayor locura e mi vida y la verdad.... no me arrepentía. Ni un poco.
Una sensación de satisfacción absoluta me invadió por completo.Sin poder evitarlo una carcajada llena de malicia salio de mi boca.
Lo único malo de todo esto, era que me había quedado con las ganas de ver la cara de idiota que habría puesto Erik al terminar de leer mi carta.
-Víctor .... estas asustando a los demás clientes con tu risa de maniático - me llamo la atención mi amigo, quien se le notaba avergonzado e incomodo.
- pero si me estoy riendo de alegría- me excuse indignado.
Eliam me juzgo con la mirada y lanzo un suspiro, dejando de comer su hamburguesa.
-Enserio no se porque odias tanto a Erik -se encogió de hombros-a mi me parece buena persona
- Me incline velozmente en la mesa sintiendo que mi rostro ardía del enojo.
-¿Buena persona? ¡JA!- reí sarcástico, golpeando la mesa - ¡No me jodas Elian ¿Tu también has caído en los encantos de ese falso?- exclame incrédulo, no pudiendo creer en las palabras de mi mejor amigo.
- No se a que encantos te refieres exactamente...- me miro raro.
- Eh...- me quede con lo ojos abiertos de la sorpresa.-. E-Es cierto que eso ha sonado un poco mal...
-Hablando del rey de Roma...- soltó, haciéndome girar en la misma dirección que el.
Mis ojos se abrieron de para en par y mi boca se abrió del asombro
No me jodas .¡NO ME JODAS! ¡ No podía creerlo! Era Erik Hastings! Ese Erik Hastings !
¡¿ que mierdas hacia el aquí?!
Maldije mi suerte y por reacción inmediata, me metí debajo de la mesa
-¿ En serio, Víctor?-se llevo la palma de la mano hacia la frente.
Trague saliva y con el corazón latiendo me a 1000, observe por debajo de la mesa como Erik entraba al local junto con sus amigos.
Fruncí el ceño levemente.
Que extraño... por alguna extraña razón Erik seguía con esa molesta sonrisa de siempre . Como si nada hubiese pasado.
¿Eso significa que mi carta no había funcionado? ¿O es que incluso después de eso, Erik seguía empeñado en mantener las apariencias?
Lo odiaba, pero tenia que admitir que el muy maldito era bueno actuando...
Rechine los dientes furioso, volví a sentarme. Entonces me apure a terminar el batido de fresa que tenia.
