Carta de tu mascota.

22 0 0
                                    

Ya no llores mamá que aquí te estoy viendo, aunque tú no puedas verme.

Sé que mi partida fue repentina y te dolió muchísimo. Y sé también que aún era muy pequeño para dejar este mundo. Pero mi corazón era demasiado grande para él. Lo único que supe hacer fue amarte incondicionalmente toda mi vida. Fuiste todo para mí y yo tuve la suerte de ser todo para ti.

No fui agraciado con una voz que pudiera decir todo lo que sentía por ti, lo agradecido que estaba por como me cuidabas. Como me llevabas a la cama todas las noches para dormir abrazada junto a mi. Recuerda nuestros viajes, recuerda como siempre te quejabas de mi mal humor pero en el fondo te encantaba.

Sé que no entiendes cómo puede ser que me haya ido repentinamente. Que de un día para el otro estaba bien y luego me enferme, sin esperar. Te tuviste que enfrentar con la muerte  cuando ni siquiera pensabas en eso. También se que estás enojada, que buscas un culpable, que buscas un por qué, cuando en realidad no hay ninguna explicación. A veces las cosas suceden porque tienen que suceder.

Todos venimos a este mundo a cumplir una misión, un objetivo, a aprender algo nuevo.  Yo vine a este mundo a formar parte de tu vida, a traerte un poco de felicidad cada día y en el camino, ser feliz yo también con tu compañía. Mi misión ha terminado, y cuando eso sucede, la muerte es inevitable. Pero siempre hay que recordar que la muerte es como una relación a distancia. No podemos comunicarnos, eso sí, pero sabemos que en algún momento nos volveremos a ver.

Sé que el mundo no va a ser igual para ti desde que me fui, pero quiero que sepas que fui muy feliz y que me voy de esa misma forma.
Esto no es una despedida, yo seré quien te reciba cuando sea tu hora de partir, y estaremos juntos de nuevo. Jugaremos y reirás de nuevo y todo lo que sufriste antes quedará en el olvido. No existen las despedidas. No existe el adiós.

Sientes que eres egoísta por querer tenerme a tu lado un poco más. Pero eso no es egoísmo, es amor. Lamentablemente mi cuerpo ya no resistió. Yo tampoco quería marcharme, ya estaba en el cielo con mi familia. Pero al final tuve que partir de todas formas. Y aunque tu no me veas, aquí estoy. Yo si te veo.

Te estoy observando, te estoy cuidando. Te amo. Incondicionalmente.

Tu mascota.

Carta de mi MascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora